''Una pena no saber marcharse, Antonio''

Es una lástima que Antonio Núñez, presidente saliente de la Federación Provincial de Peñas Flamencas de Cádiz, se marche del ente del que ha estado al frente casi tres décadas poniendo en entredicho el proceso llevado a cabo para relevarlo del puesto cuando, si algo tiene que hacer a partir de ahora, es agradecer el trato con el que el conjunto de peñas flamencas de la provincia ha querido llevar hacia adelante un asunto en el que se podría haber entrado en una espiral donde lo único que saldría perdiendo sería el flamenco.

De sobra es por todos ustedes conocido que, en Flamencomanía, no hemos sido precisamente amigos de la junta directiva saliente de la Federación Provincial de Peñas Flamencas de Cádiz, entidad que no ha sabido o no ha querido actualizarse, quedándose anquilosada en el pasado y donde la transparencia ha brillado siempre por su ausencia hasta el punto de que ha llegado a estar hasta casi dos años y medio sin convocar en asamblea a sus componentes.

Por ello, decir ahora que el proceso de su relevo no ha sido conforme a la reglamentación que recoge en sus estatutos la federación provincial, y más cuando el que ha sido su eterno secretario – Joaquín Prieto- hasta presentó una candidatura a la presidencia es, aparte de poco elegante, motivo más que suficiente para que lo mejor que pueda hacer Antonio Núñez es estar agradecido por el trato recibido ya que, durante todo este tiempo, la federación ha sido un cortijo privado, tanto de él como de su séquito, donde lo que menos importaba era el flamenco, y del que ya no tienen, afortunadamente, las llaves.

Dice el refranero popular, tan sabio siempre, que ''lo verdaderamente complicado y difícil en esta vida es saber cuando uno debe marcharse'' y, en el caso que nos ocupa, precisamente eso es lo que no ha sabido hacer Antonio Núñez, quien ha tenido que ver como una junta gestora debía de hacerse con el control de la federación que presidía en el pasado mes de enero y, tras seguir los pasos que marcan los estatutos de la misma, llevar a cabo el proceso necesario para realizar este relevo que, hasta en la Confederación Andaluza de Peñas Flamencas y el propio Instituto Andaluz de Flamenco, se llevaba ya demasiado tiempo esperando.