Un sueño cumplido

Con una voz a medio camino entre lo rajao y lo brillante, Rosario ‘La Tremendita’ iniciaba en la Sala Paúl las actividades complementarias del XVIII Festival de Jerez. Presentando su segundo disco ‘Primera Parada. Fatum’, la primera de las escalas del viaje cantaor de la artista sevillana tenía a Jerez como punto de llegada, la ciudad que durante estos días se convierte en capital mundial del flamenco, para mostrar que es una artista tan versátil como tradicional.

Tan polifacética como nos tiene acostumbrados, Rosario ‘La Tremendita’ no le tiene miedo a experimentar nuevos caminos dentro del respeto ortodoxo del cante. Conocedora, por genética y tradición familiar, de los cantes de sus maneras más añejas, es capaz de imprimirles carácter y ritmo, adaptándolos a sonidos instrumentales como pueden ser el piano o el bajo eléctrico.

No se olvida de cuáles son sus raíces en esta ‘Primera Parada. Fatum’ y de ello se encarga la puesta en escena de diferenciar de forma clara que los cantes a compás suenan mejor con palmas y soniquete de nudillos sobre una mesa que con otra instrumentalización que enmascare el resultado final. De este modo, las alegrías y las bulerías suenan a cante antiguo, a la par que las malagueñas y abandolados o la zambra que ha tenido este festival como estreno, se ayudaban del piano, el ruido de la percusión o el bajo eléctrico.

Con toda la responsabilidad que conlleva pisar los espacios escénicos de Jerez, y más aún durante su festival, la cantaora trianera mostró en la Sala Paúl las cartas credenciales de una artista que, sin olvidarse de donde viene, tiene muy claro hacia dónde quiere caminar en el flamenco y su mestizaje musical.