Un año sin la voz de bronce de Manuel Moneo

Ya ha pasado un año. Si. 365 días. 52 semanas. 12 meses. Y más rápido de lo que pensabos hoy se cumple un triste aniversario. De despedida. De hasta luego. De ya nos veremos ahí arriba cuando Dios quiera. Si. Hace un año nos dejaba tal día como hoy un artista de los que han existido pocos. Fundamental. Imperial en su cante. De color moreno y de bronce como las campanas de San Miguel. Y de la Plazuela. Manuel Moneo.

Caminando por Sevilla hoy le recordabamos. Igual que aquel día. Casi por las mismas calles se nos vino a la mente el mensaje que recibíamos. El que nos anunciaba que estaba ya descansando en el cielo de los justos. Ese que se hace sin retorno. Ese que algún día nos tocará a hacer todos. Ese para el que el calendario nos tiene reservados un día, una hora y un lugar para iniciarlo.

Diciembre es un mes maldito para el flamenco. Manuel Moneo, El Torta y Agujetas nos abandonaron antes de que acabarán los años. Hay más. No sólo ellos. Podríamos hacer una larga lista. Demasiado larga. Pero la mejor manera de que nadie muera es mantener su recuerdo. Y el de ellos lo mantenemos. Nadie muere si persiste de forma etera su recuerdo. Familiares, amigos, aficionados. Y a Manuel Moneo la historia le tiene guardado un hueco. 

Sirvan estas palabras para celebrar esta efemérides antes de cerrar el año. Para hacer pervivir el recuerdo de un cantaor de los de verdad. De garra. De fuste. De Duende. De genio. De los que arañaban las tripas. De los que desgarraban sólo con su primer eco. De los que se van de la tierra para ser recordados por siempre en el cielo.