Flamenco sin reuma en la casa del Tío Pepe

24/07/22 Flamencomanía David Montes

Ficha Técnica:
Espectáculo: Solera y Compás (Tío Pepe Festival) – Lugar: Patio de la Tonelería - Bodegas González Byass (Jerez, Cádiz) – Fecha: 23 de julio de 2022 – Cante: Capullo de Jerez, Kiki Morente, Antonio Malena y Juan de la María – Toque: Antonio Rey, Ramón Trujillo, Santiago Moreno y José Serrano – Baile: María del Mar Moreno – Percusión: Ané Carrasco, Popo y El Tripa – Palmas: Jesús Flores y José Rubichi – Aforo: Tres cuartos

Jerez, a 24 de julio de 2022. El ciclo Solera y Compás del Tío Pepe Festival es uno de los eventos flamencos más importantes que tiene Jerez en los últimos tiempos. Solamente superado en magnitud por el festival que se celebra en la ciudad desde hace más de 25 años entre los últimos días de febrero y los primeros de marzo, en la noche de ayer comenzaba una nueva entrega – y ya van tres a pesar de la pandemia- de una cita que se ha ganado el plácet del público desde el primer momento. Con más de tres cuartos de aforo del ‘Patio de la Tonelería’ de la Bodega González Byass pasando por taquilla – entradas de 25 a 49 euros-, los aficionados a esto de lo más y menos jondo pudieron disfrutar de una magnífica sesión de toque, cante y baile – en este orden – protagonizada por Antonio Rey, Capullo de Jerez, Kiki Morente y María del Mar Moreno.

Con la novedad este año de aglutinar en cada cita espacios dedicados a la guitarra de concierto, el cante y el baile de forma independiente, la bajañí de Antonio Rey (Madrid, 1981) fue la encargada de hacer la apertura de plaza con una solvencia sólo al alcance de quienes están llamados a consagrarse en el mundo de la prima y el bordón. Y es que si hay un adjetivo con el que podría definirse el toque de Antonio Rey en la noche de ayer, ese es sin duda alguna el de rotundidad.

La fuente y el caudal de la música que sale de las manos de este tocaor jerezano – a pesar de nacer en la capital del reino- bebe muy de cerca de los vientos que ponen rumbo al maestro Paco de Lucía, como quedó patente en la taranta en la que le rinde honores y que ofreció como obertura (Camino al Alma, 2013), o bien en el zapateado para el que se escoltó a la percusión con Ané Carrasco y al que hay que agradecer que sea de los pocos artistas que aún lo mantiene en su repertorio, o a través de la versatilidad armónica que mostró en la rumba ‘Nuevos Horizontes’ (Dos partes de mi, 2019) que le sirvió de despedida.

En cambio, por alegrías ser hizo presente el Antonio Rey más visceral, regalándonos momentos más intensos al oído a través de las escalas endiabladamente veloces y limpias de Calle Cañaílla (Flamenco sin fronteras, 2020) e incluso tuvo tiempo para la nostalgia con Paseando (Camino al alma, 2013) junto a Oscar de los Reyes y que dedicó a su hermana Mara Rey, presente entre el público.

Al contrario de lo que pudiera parecer, fue Miguel Flores ‘Capullo de Jerez’ (Jerez, 1954) el encargado de dar continuidad a la noche. Quien aparentemente estaba destinado a cerrar la velada, hizo acto de presencia en el escenario con su repertorio habitual. Soleá por bulerías de inicio, fandangos, bulerías y tangos fueron la aportación a la noche del cantaor del Barrio de Santiago afincado desde hace largo tiempo en el no menos flamenco de La Asunción.

De menos a más, con un Ramón Trujillo completamente implementado de forma certera a las maneras de decir el cante y acometer los compases del cantaor, con José Rubichi y Jesús Flores en las palmas y los coros y Manuel Soto ‘El Tripa’ en la percusión, Capullo de Jerez es capaz de hacer mover de su silla a quien se proponga a través de la energía que irradia cuando se levanta, se pone de pie en el escenario y comienza a recorrer sus letras genuinas y características en las que rinde honores a Paco de Lucía o se acuerda de los que nos dejaron para siempre aquel fatídico 11 de marzo.

Si bien aparentemente llegó bajo un talante comedido y moderado, la apoteosis final hizo que más de uno se olvidara que la noche seguía y decidió coger carretera y manta y seguirla noche su cuenta. Y esto se lo tiene que hacer mirar el festival, si no quiere ver como algún que otro artista al que le toque cerrar la noche y no sea cabeza de cartel actúe ante bastante menos público en el patio de butacas del que llegó para ver el espectáculo a la curiosa hora de inicio de las once y cuarto de la noche. Corría las doce y media de la noche y cuando se despidió Capullo de Jerez, también decidieron hacerlo un número importante de espectadores – y no precisamente para ir a la barra o al baño-, cuando aún faltaban dos artistas en los camerinos.

El universo Morente fue el encargado de cruzar el ecuador de esta primera noche del ciclo ‘Solera y Compás’ con José Enrique Morente ‘Kiki Morente’ (Granada, 1989), escoltado por José Serrano al toque y por Pedro Gabarre ‘Popo’ en la percusión, las palmas y el baile. La singularidad hereditaria que dejó Enrique Morente se hace presente en todos y cada uno de sus herederos.

En la figura del patriarca granaíno encontramos una creatividad y un legado que se encarga de salvaguardar Kiki Morente y en el que la ‘Seguirilla de los Tiempos’ (Sueña la Alhambra, 2005) tiene la boca de caramelo, al igual que las alegrías en las que ‘El Ciego de la Playa (El cante, 2021) pone el estribillo y la voz muere en la tierra recordando a su padre (Negra, si tu supieras – 1992). Con voz dulce y afinada acometió las tarantas de Vallejo y la de las Cuevas de Vera de Pepe Pinto, antes de afrontar con garantías la soleá apolá y cerrar por bulerías en las que dejó volar la creatividad con una genial versión del Lenguaje de las Flores, entre otros temas de la casa.

Y tras el toque y el cante, le llegaba el turno al baile. En este caso baile made in Jerez. María del Mar Moreno escoltada por su equipo habitual – Antonio Malena al cante y Santiago Moreno al toque- sumó también en esta ocasión la voz de Juan de la María para ofrecer al público que quedaba presente una sesión de ‘Jerez Puro. Esencia’.

Cante, baile y toque made in ‘tierra borborea’ fue la patente de corso de una bailaora que lleva su terruño por bandera y dejó estampas en las bulerías al golpe de inicio que recordaron esos tiempos pretéritos en la Plaza de Toros cuando el tercer festival flamenco de verano más antiguo de España vivía sus días de gloria. Al igual que en la soleá de corte clásico, en el que la pasión se encarnó del color rojo del duende y con el que puso epílogo a una intervención que daba clausura a esta primera cita del ciclo ‘Solera y Compás’ al filo de las dos de la mañana, tras el intermedio para el cambio de vestuario de rigor en el que Antonio Malena dedicaba ‘a mi pare el Morao’ otras bulerías al golpe.

El jueves 28 de julio le llegará el turno a la segunda de las cinco citas de las que se compone este ciclo ‘Solera y Compás’ del Tio Pepe Festival de Jerez en las que serán Israel Fernández y Lela Soto los encargados de poner el cante, Alfredo Lagos el toque y Juan Manuel Fernández Montoya ‘Farruquito’ el baile, a partir de las once y cuarto de la noche en el Patio de la Tonelería de la Bodega González Byass.

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