''Sin Permiso es un réquiem a mi padre''

''Ya he dejado de tener criterio'' responde Ana Morales cuando le preguntamos acerca de lo que es 'Sin Permiso'. ''Cuando llevas tanto tiempo en un proyecto, llega un momento en que necesitas tener gente de fuera que te vaya alimentando porque tú ya ves cosas que la gente de fuera no ve'' sigue argumentando la artista catalana afincada en Sevilla desde los 15 años y que en el Teatro Lope de Vega va a estrenar un espectáculo que para ella ''es un parto real'' porque lleva ''nueve meses gestándolo''.

Si bien no ha llevado con el un ''proceso diario pero está en la cabeza porque eso siempre está ahí'', en esta obra la bailaora barcelonesa realiza ''un réquiem a mi padre que nace nueve años después de haber fallecido y me apetece descubrir qué sucede con mi parte masculina''. ''¿Qué pasa detrás de esto?'' se pregunta Ana Morales, una artista que viene de ''una casa tremendamente matriarcal, con una madre con poder absoluto, un toro de Miura, y mi padre era el silencio más atroz, una persona muy especial, nacido en la posguerra, que no habla de su vida y que le mueve el flamenco que es lo que nos pone en casa, y es todo lo que a mi me llega, me llega a través de él, y de mi madre que también fue bailarina de danza española de pequeña''.

Hoy su padre sería un hombre que tendría 77 años que vivía ''conforme a una época donde era común ser una persona reservada y detrás de él no había vida porque no contó nada ni nos dejó entrar, sólo sabemos lo que él quiso contar y eso fue muy poco'' y por ello, Ana Morales en 'Sin Permiso' tiene por objetivo conocer ''qué hay de Morales'' en ella gracias a unas memorias ''que un tío mío le dio a mi hermana y que él le prohibió que leyera y ella prometió que hasta que no falleciera no abriría el libro''.

Llevar a la escena las sensaciones y descubrimientos sobre aspectos desconocidos, que recoge ese libro, es lo que ha tenido como base de trabajo desde principios de año una bailora que tiene ''más raíces con Sevilla de las que en un principio pensaba''. Residente en la capital andaluza desde los 15 años ''cuando entré en el Ballet Flamenco de Andalucía bajo la dirección de José Antonio'', se siente ''tan sevillana que no tengo intención alguna de volver a Barcelona'' y es ahora cuando descubre, gracias a estas memorias, que la familia de su padre ''es de Cantillana y de La Puebla de Cazalla, que le decían 'los cantaores' y que eran aficionados al flamenco''.

Descubrir ese mundo, el de un padre ''que no he podido conectar con él porque no lo permitía'' es lo que le lleva a plantearse el ''mundo masculino que me rodea desde hace muchos años''. Y para esa abstracción, donde el silencio es la principal materia de trabajo, el silencio que le ''provocaba estar con mi padre, que era incómodo incluso'' ha sido lo que ha llevado a las diferentes coreografías que componen 'Sin permiso'. Un espectáculo que tiene esta denominación ''porque ahora entro en un lugar donde él nunca nos dejó pasar y donde primero tienes que entrar en tú mente, donde todo es abstracto y, de repente empiezan a pasar cosas'' y que, para ella hablar de su padre, es hablar de ''la relación con el hombre que él ha dejado en mi''.

Ana Morales llega 18 años después de su debut profesional por primera vez al Teatro Lope de Vega como protagonista – ella considera el Teatro Central como su segunda casa- en un proceso de montaje en el que han colaborado los festivales de Dusseldorf, Jerez y Londres y cuenta con la dirección de Guillermo Weickert por su ''manera de tratar las emociones que son personales y propias pero desde otro lugar'' para un espectáculo ''que no ha sido fácil dirigir porque lo ha tratado todo desde el interior''.

Escoltada por el también bailaor José Manuel Álvarez, el cante de Juan José Amador, el toque de Canito y la percusión de Daniel Suárez, la bailaora catalano-andaluza pondrá en escena un espectáculo de ''una artista de hoy en un arte que evoluciona como es el flamenco y que va a rendir un homenaje a mi padre y a Sevilla'' en un teatro que no podía ser otro que el Teatro de Sevilla, el Teatro Lope de Vega.