''Nos vemos obligados a rectificar un discurso que creemos íntegramente orientado al sensacionalismo''

En relación a la polémica desatada los días pasados acerca de una filtración de datos en los que se ha dado a conocer lo que han cobrado como caché diversos artistas flamencos en la pasada Bienal de Flamenca de Sevilla, la bailaora malagueña Rocío Molina ha enviado un comunicado con el que ha querido salir al paso de los datos que a ella hacen referencia, donde si bien no niega que esa haya sido la cantidad cobrada a la organización por la ejecución la doble función de su espectáculo 'Grito Pelao' en el Teatro de la Maestranza, sí que quiere dejar constancia de algunas puntualizaciones que considera importantes y cuya reproducción íntegra del mismo pueden leer en los siguientes párrafos.

''El 11 de febrero 2020, con un artículo titulado “El flamenco por los suelos”, el crítico Manuel Bohórquez arremetía contra los más cotizados espectáculos de la pasada Bienal en un presunto ejercicio de transparencia. El autor justificaba su intervención creando suspense en torno a una misteriosa filtración de las facturas del festival que, según él, debían salir a la luz de la indignación pública.

Según el autor, tales facturas contienen pagos desorbitados a artistas sobrevalorados que, además de costar ‘‘un pastizal’’ al Ayuntamiento de Sevilla, empobrecen el programa propiciando la estampida de quienes ‘‘no quieren venir por menos, a veces siendo más importantes que los citados’’, a saber, Rocío Molina, Israel Galván y Andrés Marín.

En defensa de la transparencia, nos vemos obligados a rectificar un discurso que creemos íntegramente orientado al sensacionalismo y de un uso harto irresponsable de la información en aras de su impacto mediático. Las cifras a las que alude el periodista no son en absoluto punibles, de manera que en modo alguno la empresa y la Bienal tienen inconveniente en su visibilidad y difusión. Para una atinada interpretación de la información y una correcta comprensión de los datos ofrecidos por el su comentado artículo, facilitamos al lector el desglose riguroso de la transacción con Bienal.

La aportación por la coproducción del espectáculo y la contratación de dos funciones fue, efectivamente, de 54.208 euros (consabido es que la reducción del IVA resta un 21% al caché, pero al periodista le conviene engrosar la cifra). De los 44.800 restantes tras la aplicación de IVA, 10.000 corresponden a la coproducción del espectáculo (que tuvo, por cierto, un coste de 230.000 euros, de los cuales la compañía aportó 91.000 euros, no recuperados en ganancias: una cifra muy por encima de las estimaciones de gastos debido a la denegación, a última hora, de la subvención de la Junta de Andalucía, que consideró que el espectáculo no se ajustaba a sus criterios).

Por otro lado, los gastos asociados a viajes, dietas, alojamientos y carga de escenografía están comprendidos en el mismo caché, de manera que, restando los gastos de la compañía en estos menesteres, el caché artístico para las dos funciones se queda en 28.000€ de los cuales se han de extraer los sueldos de un equipo de 16 personas para dos funciones. Si descontamos facturas de autónomos, sueldos netos, seguridad social y retenciones, gastos de equipo, alquileres inmobiliarios, etc. los beneficios extraídos de Bienal, sin contar la parte correspondiente a la producción del espectáculo (un 4,3 % del total), han sido para la compañía de Rocío Molina prácticamente anecdóticos.

Sin embargo, las dos funciones de Grito Pelao generaron en dos días con todas las localidades agotadas una taquilla de 93.994 euros que, tras las reducciones de rigor (SGAE e IVA), deja a Bienal 30.400 euros de beneficios brutos para pagar sus propios gastos e invertir en programaciones menos beneficiarias pero imprescindibles para valorar la diversidad artística en el flamenco''.