Rito y geografía de una casa cantaora

18/01/16 Flamencomanía David Montes

Si hay una casa cantaora jerezana que atesora todos los elementos necesarios para poder describir la evolución que ha sufrido el flamenco de Jerez en las últimas décadas, esa es sin lugar a dudas la Casa de Los Sordera. Y en el Auditorio Paloma del Nimes se demostró a ciencia cierta que ellos son los herederos de un legado, que se ha transformado con el tiempo y que evoluciona favorablemente.

En el espectáculo que nos ofrecieron en la noche de ayer, todos los eslabones de la cadena que conforma el cante de tradición oral estaban engarzados con precisión y, además, la medalla que destaca en esta joya de familia es la capacidad creativa que son capaces de hacer relucir según el miembro de la familia a quien corresponda la misión de mostrar sus cartas credenciales.

En esta ocasión, bajo un formato coral que no tenía lugar desde hace un lustro, los herederos de un estilo de vida, que supo comprender que lo peor que se le puede hacer al arte es encorsetarlo y encarcelarlo, fueron los responsables de ofrecernos dos horas de recital flamenco, donde el cante en primera persona fue el protagonista, escoltado por dos magníficos escuderos como Manuel Valencia y Miguel Salado, que no solo estuvieron mas que a la altura de las circunstancias sino que supieron realzar y dar el toque preciso de elegancia a una noche importante para la Casa Sordera.

Conocedores de las responsabilidad, el peso de la primera parte, la ortodoxa, recayó de forma fundamental en Enrique y Vicente, los dos hijos mayores de Manuel Soto ‘Sordera’, quienes nos dejaron la base del cante madre en su sitio. Enrique encaró con firmeza una magnífica soleá, tras la apertura coral por martinetes, tonás y deblas, y se fajó con las mineras cartageneras para rematar por tientos y tangos. Por su parte, Vicente, trajo a escena la soleá por bulería, cante del que su padre Manuel ha sido uno de sus grandes embajadores, y se peleó con la siguiriya como si no hubiera un mañana, junto a un magnífico Manuel Valencia, para cerrar la parte ortodoxa con una bulerías donde las letras más clásicas buscaron cobijo en los poetas de la copla y cerrar con la tarara.

La segunda hipotética parte, la mas vanguardista, no podía estar representada por otro miembro de la familia que José Soto ‘Sorderita’, responsable y culpable de que el llamado ‘flamenco-fusión’ se encuentre actualmente como una tendencia musical de importante relevancia. Con él llegó la frescura de unas alegrías de silla alta y guitarra en bandolera para pasar a homenajear a grandes artistas a través de la

zambra y reclamar, posteriormente, a su sobrino Maloko para que hiciera a dúo con él unos Fandangos de Huelva, que le sirvieron a este último como puesta de largo ante el público que llenaba el auditorio francés.

Ya en solitario, junto a Manuel Valencia al a guitarra, Maloko dejó constancia de que el prosigue la senda de sus tíos José Soto y Diego Carrasco, en gestos, formas y maneras, donde el compás está implícito en la masa de la sangre. Una sangre, por otra parte, a la que se le rindió pleitesía en los cielos con una bulería, a modo de fin de fiesta, dedicada por parte de los cuatro al gran patriarca que fue Manuel Soto ‘Sordera’, que no pudo tener mejor resultado que un público que no dejaba irse a los artistas del escenario.

Ficha Técnica:
Espectáculo: Dinastía Sordera: Ortodoxia y Vanguardia - Lugar: Auditorio Paloma, Nimes (Francia) - Fecha: 17 de Enero de 2016
Cante: Enrique Soto, Vicente Soto 'Sordera', José Soto 'Sorderita', Maloko Soto - Toque: Manuel Valencia y Miguel Salado - Percusión: Manu Soto - Aforo: Lleno.

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