La noche de ayer en el patio de vecinos del Hotel Triana, va a ser una noche difícil de olvidar en mucho tiempo, porque pocas veces tiene uno la suerte de toparse, en el mismo escenario, con un elenco de artistas de tan primer nivel como el que ofertó la Federación de Peñas de Sevilla, en el que estuvieron presente, parte de las primeras espadas del mundo de lo jondo, a todos los niveles: cante, toque y baile.
La cita, que llevaba por delante la reorganización del extinto festival flamenco de Sevilla, que a partir de ahora se denomina ‘Rincón de Peñas’, cosa que es muy de agradecer y, además, la entrada era libre y gratuita, tan solo había que pasar por las oficinas del ICAS a recoger la invitación que diera acceso al recinto, nos permitió disfrutar del cante de Jesús Méndez, Antonio Reyes, La Macanita y El Pele, el toque de Manuel Valencia, Diego Amaya y Niño Seve, y el baile de la imperial Manuela Carrasco, arropada por un cuadro donde Enrique ‘El Extremeño’ y Joaquín Amador son piezas indispensables.
Pero como les decía, la noche iba a ser difícil de olvidar. Y lo fue porque, desde el primer momento, se puso el ‘pescao’ caro sobre el escenario con un Jesús Méndez, que no lo vamos a descubrir ahora ni mucho menos, fue el encargado de abrir la noche dejando el soniquete con compás en denominación de origen ‘Jerez’ desde el primer instante. Con una soleá por bulerías donde fue de la mano de la Pompi y Tío Gregorio Borrico en muchos pasajes, en la siguiriya, arropado por un Manuel Valencia impecable, buscó acomodo en la versión mairenista de Paco La Luz y la Niña de los Peines para rematar con las cabales del Sernita ‘desde la Porverita a Santiago’. Para cerrar, mostrando su grandeza como persona y como artista, dedicó a Juan Peña ‘Lebrijano’ una bulerías con el corte arromanzado de la población sevillana, que remató caracoleando, como lo hacía su tía ‘Paquera’, buscando el 'par de ojitos negros’ que compusiera Antonio Gallardo.
Como segundo espada de la noche, desde Chiclana, llegaba Antonio Reyes, acompañado en esta ocasión por Diego Amaya a la guitarra. Por soleá dejó patente por qué es el actual Giraldillo al cante de la Bienal. Recorriendo la senda que dejó marcada Juan Talega, hizo una primera escala en Alcalá, para marcharse acto seguido a Cádiz y los estilos mellizeros. Por tangos, lentos y cadenciosos como es habitual en él, tiró para Extremadura honrando la memoria de la Marelu y finiquitó con un fandango del Gloria a compás. Para el cierre, la bulería de nuevo presente, con el recuerdo a la Perla y a los cantes de una bahía que le ha fraguado como artista, junto con un remate precioso a los colores de Triana en versión Manuel Molina.
Si no tuviéramos ya bastante con lo anterior, como tercera entrega de la noche nos llegaba Tomasa Guerrero ‘La Macanita’, junto a Manuel Valencia a la bajañí, y Macano y Chicharito como escolta soniquetera. Por malagueñas, del Mellizo ambas dos, se presentó la cantaora jerezana, para proseguir por soleá barriendo para casa y terminar acordándose de Utrera, finiquitan por bulerías su actuación tirando de su repertorio clásico que tan habitual es en ella, donde siempre tiene sitio los estilos más clásicos del barrio del que es embajadora así como los sones de la Paquera que, aunque sea de La Plazuela, es vértice fundamental en el cante de La Macanita.
Desde Córdoba, como último de los cantaores de la noche que nos tenía preparada la Federación de Peñas de Sevilla, en colaboración con el ayuntamiento de la ciudad hispalense, de este renacimiento al que le deseamos larga vida, llegaba Manuel Moreno Maya ‘El Pele’, bastión fundamental de la herencia dejaba por Manolo Caracol al mundo del flamenco. Y muestra de ellos fue su inicio, donde hizo un repaso azambrado por letras incunables del gran Manuel Ortega, acompañado de Niño Seve a la sonanta, para irse después camino de la soleá grande de Triana y de forma apolá dejarnos momentos magníficos merecedores del ‘compás del cante’ que tiene en sus vitrinas. Por siguiriyas, que fue su tercera intervención, hizo a su forma y manera los estilos de Manuel Torre, Marrurro y Tomás Pavón. Dejando también un recuerdo a la Niña de los Peines, por tangos trianeros, se nos quedó ese regusto que dejan las delicatesen gourmets, con las que siempre te quedas con ganas de más. Enorme El Pele.
Para ponerle la guinda a la noche, y cerrar la noche como Dios manda, llegaba la imperial Manuela Carrasco, dueña y señora del baile más racial y enduendado. Tras una intro por bulerías, donde su marido Joaquín Amador y su hija Samara fueron los protagonistas, salía al escenario reclamada por el cante por soleá de Enrique ‘El Extremeño’ la que es capaz de pararle el tiempo al compás de la reina de los cantes. La bailaora formó un lío importante en un patio de vecinos que terminó completamente en pié para despedir a la Diosa.
En definitiva, una noche que muchos guardaremos en la retina de nuestra memoria por mucho tiempo por cuanto tuvo de memorable, tanto por el hecho de la recuperación de una cita flamenca así como tener la oportunidad de presenciar a un elenco de máxima calidad y nivel actual como el que anoche estuvo presente sobre un escenario que ya está preparado y calentando motores para lo que le llega en septiembre.
Por cierto, en nuestro canal Facebook de Flamencomanía, pueden encontrar un resumen de videos que realizamos en directo, con parte de las actuaciones de cada uno de los artistas.
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