Remedios Amaya, Rancapino chico y La Piñona lucen en el segundo Viernes Flamenco de Jerez

Segunda de las citas del flamenco con Jerez en el Alcázar y, esta vez, sí registro un lleno el Patio de San Fernando. El cartel, compuesto por Remedios Amaya y Rancapino Chico al cante, el baile de Lucia Álvarez "La Piñona" y el toque de Manuel Jero eran un atractivo mas que suficiente para que el respetable acudiera a la cita.

Tras la presentación y los quince minutos de retraso de rigor, el primero en subir a escena fue el hijo de uno de los mejores cantaores que ha dado "Los Puertos" al mundo del flamenco: Rancapino. Sin el eco "rajao" y bronceado de su padre, pero con la fuerza que la juventud otorga a la garganta, Rancapino Chico comenzó templando unas tonás continuadas por seguiriyas, donde derrocho fuerza y supo aguantar los tercios según manda el canon del compás siguiriyero. Levantó la primera ovación de la noche. Manuel Jero no le fue a la zaga, y tirando de clasicismo en el toque, llevó el metrónomo que necesitaba Rancapino Chico para llamar la atención del público que aún estaba buscando acomodo y que, sin darnos cuenta, nos sumergió dentro de unas Alegrías de claros tintes paternos. De tal palo tal astilla dice el refrán, y si la voz de Rancapino Chico nos trajo a la memoria las letras de su padre, el toque de Manuel Jero ni que decir tiene que es digno continuador de la impronta que su padre, Periquín Niño Jero, le da a la sonanta. Por último, y tras camaronear por bulerías, dio paso a una larga serie de fandangos con las que cerró una actuación mas que digna este cantaor que trata de abrirse paso en el difícil mundo del cante "p'alante".

De Jimena de la Frontera venía el baile en esta ocasión. Lucía Álvarez "La Piñona" era la encargada de dibujar en el aire el sentir flamenco. Ataviada con mantón y bata de cola y tras una introducción por romeras de su cuerpo de baile (Trini de la Isla y Moi de Morón al cante y Miguel Perez al toque) las Alegrías fue el primero de los palos que esta bailaora presentó sobre el escenario del Alcázar jerezano. Sonido limpio de pies, tanto en los silencios como en los remates, sin perder los tiempos del compás de las alegrías y dándole el vuelo necesario en esta calurosa noche a la bata de cola, ya puso al público en pie en la primera de sus intervenciones. Tras una ronda de tonás de ambos cantaores, para dar tiempo al cambio de vestuario, de riguroso negro comenzaron unas valientes seguiriyas con las que puso de nuevo en pie al público, que al compás de bulerías despedía a la bailaora de Jimena de la Frontera.

El plato fuerte de la noche nos llegaba hoy desde Sevilla. "La Camarona de Triana" como la definió la presentadora. De nombre María Dolores pero para todos nosotros se llama Remedios y, de apellido, Amaya. Comprometida con la cita, nada mas subir al escenario dejó claro que cualquier cantaor extranjero que va a Jerez a cantar tiene una doble responsabilidad y un doble compromiso con él mismo y con el flamenco. "Venir a cantar a Jerez, no es ir a cantar a cualquier sitio". Comenzó templando la voz por Tarantas y Cartageneras antes de meterse en los palos que ella domina como nadie y para los que tuvo especiales dedicatorias. El eco inconfundible de su voz se sumergió dentro de los Jaleos Extremeños en los que Manuel Jero se encargó de darle un soniquete especial recordándonos de donde vienen las raíces del flamenco. Tras ellos, les llegó el turno a los tangos, donde podemos asegurar que es una de las diosas de este palo flamenco y al que su voz y forma de interpretarlos parecen que han nacido el uno para el otro. Se sentía cómoda en ellos y hasta se olvido de donde estaba la megafonía pero no importaba, su eco llenaba todo el Patio de San Fernando y puso al público en pie tras mas de diez minutos de cante por tangos. Para finalizar, le llegó el turno a la bulería y dio muestras de su sevillanía y de la devoción que siente por Camarón de la Isla. Puerta grande para esta sevillana en el día de hoy en el difícil coso que es Jerez para el flamenco.