Perraterías entre blancas y negras

El Museo Romano de Nîmes no pudo tener mejor inauguración musical. De la mano de Tomás de Perrate y Alfredo Lagos, este recién construido espacio cultural acogía una propuesta donde el flamenco fue el protagonista, pero no de cualquier manera ni de cualquier forma sino desde las inquietudes de dos artistas que están llamados a ser punta de lanza en el cante y el toque por como tratan cada uno sus instrumentos – voz y guitarra- y el partido que son capaces de sacarle cada uno de ellos al que le corresponde.

Dejando atrás cualquier estereotipo que le encasille en Utrera pero sin olvidarse de sus orígenes, Tomás de Perrate dio un recital basado en su último espectáculo – Soleá sola- que estrenara en la pasada Bienal de Flamenco de Sevilla, pero en este caso reconvertido a una versión 2.0 al estar escoltado únicamente por la guitarra de su escudero y, por tanto, recaer todo el peso del espectáculo el arco musical que poseen sus cuerdas vocales.

Y dicho y hecho, sólo ante el peligro se enfrentó al Romance de Melisenda insomne como carta de presentación y, a partir de ahí, una vez ya conectado con el público, empezó a desarrollar un recital que nos llevaría por los caminos del folklore popular con una versión personal de las seguidillas de Alosno, nos percutió el corazón con el sonido de la soleá que en él tiene un eco profundo y de ultratumba, por tangos mostró su faceta más heterogénea maridando un canto griego con las cadencias camaroneras de Rosa María y algún ramalazo extremeño.

Por bulerías formó un lio 'perrateando' y dejaron un pregón y seguiriyas que fue un combate magnifico entre blancas y negras, bajo un compás endiablado, sobre el que entraban uno tras otro los cantes de mostrador. Y como no tenían bastante con ello, también fueron capaces de jugar a medio camino entre el tango argentino y la bulería – rindiendo honores a Goyeneche y a Piazzola- que pueden ver en esta noticia, antes de poner punto y final al recital con La Chacona, ese cante tradicional y festero que sólo se da ya en contadas ocasiones y que si uno tiene la oportunidad de poder presenciarlo lo mejor que puede hacer es guardarlo en la discoteca de su memoria.

En definitiva, Tomás de Perrate cosechó un rotundo éxito en el Museo Romano junto a Alfredo Lagos, quien puso ofrecerle en todo momento una sonanta de ensueño, clásica cuando lo requería, del club de jazz cuando hacía falta, mostrándole siempre el camino por delante a Tomás tal y como mandan los cánones en esto del toque de acompañamiento. No es ni fácil ni sencillo esperar por delante al cantaor. Eso se logra sólo cuando hay complicidad, simbiosis y sinergia entre ellos. Y eso o se tiene o no se tiene. No se consigue sólo con ensayar. Tiene que haber algo más. Y ellos lo tienen.

Para ver la fotogalería completa de este espectáculo realizada por Sandy Korzevka picha aquí: Tomás de Perrate y Alfredo Lagos