El guitarrista y compositor, Francisco López – Cepero García, (Jerez
de la Frontera, Cádiz 1942), conocido artísticamente como “Paco Cepero”,
ha sido homenajeado este sábado en Almuñécar, incorporando su nombre en el ''Camino del Flamenco'' que está situado en el parque botánico
arqueológico 'El Majuelo' de la localidad granadina.
El acto, presentado por Manuel Cortés en nombre de la Asociación
Flamenca 'El Perol', ha contando con el apoyo de la Concejalía de
Cultura del Consistorio almuñequero y la
Mancomunidad de Municipios Costa Tropical.
Al acto de homenaje a Paco Cepero, han querido sumarse numerosos amigos y compañeros
del mundo del flamenco, entre ellas, por ejemplo la bailaora granadina Mariquilla, con quien Paco Cepero recordó algunas vivencias y anécdotas al tiempo que la
bailara quiso dedicarle un pequeño poema.
La edil delegada de Cultura y Educación, Olga Ruano, dio la
bienvenida en nombre del Ayuntamiento almuñequero a Paco Cepero antes de felicitar a la Asociación “El Perol” por la iniciativa.
El homenajeado, Paco Cepero, agradeció a los amigos de “El Perol” y a
todos los que se sumaron al acto. ''Es Una cosa que parece tan sencilla y a la
vez es tan grande, porque queda uno plasmado para la eternidad y eso es
importantísimo'' añadió el tocaor y compositor jerezano, quien espera qie ''el camino sea tan grande como lo es el
flamenco''. Con la esperanza de que ''vengan muchos
compañeros que se lo merecen más que yo y más que muchos de los que
estamos aquí'' concluyó su agradecimiento dejando constancia de que ''hay muchísima gente en el flamenco y hay que llenar este
paseo con nombre propios”.
El guitarrista jerezano calificó el momento como “muy emotivo, por
el reencuentro con compañeros''. ''He cumplido este año 60 años de profesión
y ver que no ha sido en balde que tiene uno el cariño de la gente,
el respeto y la admiración, pues ya con eso se puede uno morir
tranquilo”, manifestó.
El Camino Flamenco de Almuñécar ocupa uno de los pasillos principales
de acceso al citado parque que recibe cada día a cientos de visitantes
atraídos por la flora y los restos arqueológicos de la Factoría de
Salazones Fenicia de los siglos V y IV antes de Cristo.