Ochenta y ocho años en la tierra y casi diez en el cielo

Jerez, a 27 de septiembre de 2022. Ochenta y ocho años en la tierra y casi diez en el cielo. Un 27 de septiembre de 1925 nacía en Jerez uno de sus hijos más ilustres y predilectos. Dicen que uno muere cuando cae en el olvido y recordar su legado es nuestro mejor recuerdo. Por eso hoy es un día alegre. Porque es su cumpleaños. Si ustedes no se lo saben, tranquilos que yo se lo recuerdo. Si. Es el de Antonio. El del Tío Antonio. Gallardo y Molina para más señas. Compositor, fotógrafo, poeta, artista, padre, tio, abuelo, flamenco y pregonero.

No quiero escribir estas letras en pasado porque ayer vi a Rafaela Carrasco en el Maestranza y me he levantado contento. Y porque esta mañana mientras volvía a mi tierra una de sus muchas letras me rondaba el pensamiento. Por eso y porque para mi el nunca ha muerto. Simplemente, hemos dejado de vernos. Algún día, espero que lejano, charlaremos de nuevo en el cielo. Y nos contaremos muchas cosas. Como cuando aquel paquete envuelto en papel de regalo lleno de misterio. O cuando en las butacas de los teatros me llega su legado eterno. Y por eso no le hablo de usted porque no le gustaba y por eso hoy le hago este atraco a mano armada, consciente de que seguro que La Paquera y Lola ya le han colmado de abrazos y de besos.

Y es que, querido Antonio, tú recuerdo me llega siempre a través de tú frustración más absoluta: la música. Esa que hasta por dos veces intentaste aprender solfeo. Esa que me confesaste que siempre fue tú tormento. Como los ojos grises de tú cancionero. Ese que habla de las cuestiones del alma. La que mueve a esas personas que no se conforman con la vida sintética. Esa es tú singularidad. Eso es lo que te ha convertido en un genio. Quintero, León y Quiroga seguro que están de acuerdo. Eres grande entre los grandes. Más de 800 legajos dan fe de ello. Los que hay en la SGAE con tu nombre en forma de prosa y de verso.

Permítanme ustedes hoy esta licencia. En medio de una Bienal que enseña el final del túnel aún a lo lejos y el calendario me trajo su recuerdo. El de un genio que hoy cumple años. Un genio que lleva ya demasiado tiempo lejos. No quiero empezar el día sin felicitarte, Antonio, Tío Antonio, feliz cumpleaños. Te quiere un sobrino. De esos de los que tenías cientos. De esos que les gusta imaginarte aún por la Por-Vera. De esos que cuando te recuerdan aún le brilla los ojos y te echa mucho de menos.