Alejandro Vega, Enrique 'El Extremeño',
Guadiana y La Kaita al cante, el toque de Miguel Vargas, padre e
hijo, y el baile del Peregrino no tuvieron su mejor noche en el
Teatro Bernardette Lafont, en la segunda jornada de espectáculos del
Festival Flamenco de Nîmes 2018.
La Junta de Extremadura, patrocinadora
del evento, todos los años propone a la organización una muestra de
lo que por las tierras de la trashumancia, los tratos de ganado y las
aceitunas se cuece a golpe de jaleos y tangos, tratando de darle cada
año una vuelta más de tuerca a la apretada ya rosca que quieren
enmarcar como territorio flamenco.
Si bien por la mañana, tuvimos la
oportunidad de conocer de manos de Miguel Vargas los entresijos de la
guitarra flamenca de Extremadura, en la sesión de noche en el
escenario, quedó patente eso de que aunque los mimbres sean buenos,
no siempre salen buenos canastos.
Y fue una pena porque, salvo la ronda
de tangos inicial que remató El Peregrino con su baile al cante de
La Kaita, y dos pinceladas más de esta ya en solitario por el mismo
palo y unos jaleos de Alejandro Vega de buena factura, las
sensaciones que recibíamos desde el escenario en el patio de butacas
es de que todo estaba demasiado forzado.
En Extremadura hay compás y mucho, y
si no que se lo digan a Enrique El Extremeño, que en el fin de
fiesta pudo sacar el por qué está donde está en el escalafón
artístico cantándole al baile de Antonio 'El Peregrino' o en la mini masterclass de cante sin acompañamiento que hizo como presentación en solitario - tonás, trilleras, martinentes, romances y seguiriyas- o a
Guadiana, quien sacó algo de lo que le hizo especial en su día,
cantando por bulerías y volvió a ser el de siempre por soleares y "cantes de levante" como él mismo dijo.
Nadie puede negar que en esa zona
flamenca de España suenan los jaleos y los tangos de forma distinta
al resto del mundo. El terruño le da un sabor especial, no vamos a
dudarlo, pero a un festival de primer nivel se tiene que ir con algo
más que la pureza, pureza y sólo pureza, por muy puro que sea.