Han pasado dos años y parecen dos siglos. El último dia de 2013
decidiste marcharte sin hacer ruido, sentado en el sofá de tu casa en
Sanlúcar, y desde entonces hay un vacío en el universo flamenco que aún
hoy no ha ocupado nadie. Todavía busco tu nombre en los carteles de los
recitales de verano, en los ciclos de las peñas, en las salas, en los
teatros, lo sigo buscando pero no lo encuentro.
Ya no te veo por ahí, ni en Santiago ni en la Plazuela, como decía la
letra que le dedicaste a Luis de la Pica, y sigo sin acostumbrarme a no
hacerlo. La herida cantaora que has dejado en Jerez es lo
suficientemente grande como para que no haya podido cicatrizar en estos
dos años.
Muchos desconocen que detrás de 'El Torta' estaba Juan, el hombre,
con sus defectos y virtudes, y que 'El Torta' cantaba lo que Juan no se
atrevía a decir. El era en muchos momentos un niño hecho hombre, o mas
bien un hombre que nunca quiso dejar de ser niño. Hasta la propia
Almudena se enfadaba muchas veces porque no sabía quien era más niño de
los dos. Si el padre o el hijo.
El cantaor era capaz, al mismo tiempo, de arañarte las tripas por
dentro y de hacerte sacar los pañuelos que de hacerte jurar a ti mismo
que no volvias mas escucharlo en la vida. Pero volvias. Claro que
volvías. Faltaría más. Solo con empezar a rumorearse que iba a actuar en
cualquier lugar ya se oía en los corrillos flamencos el mismo runrun
que provocaban Rafael de Paula o Curro Romero.
Han pasado dos años, y sigo sin acostumbrarme a echarte de menos.
A Juan Moneo 'El Torta', in memoriam