“Me esperaba un día bonito, pero esto me desborda”. Con estas palabras, un Miguel Poveda emocionado vivía un sueño: celebrar los 30 años desde que ganó la ‘Lámpara Minera’ en La Unión, la tierra donde comenzó su carrera. Intentó verbalizar todo lo que tenía “en el corazón”, porque son “30 años acumulando recuerdos y emociones”. Así que, entre lágrima y lágrima, mostró su gratitud a un pueblo que siente como suyo.
“Si hace 30 años me cuentan esto, ni me lo creo, porque ni siquiera me creía lo que me estaba pasando cuando llegué aquí”, confesó el cantaor, que se convertía en la persona que más reconocimientos en vida ha recibido del municipio, sumando a la calle con su nombre, la placa en la Avenida del Flamenco, el nombramiento como Hijo Adoptivo y el ‘Castillete de Oro’, la Medalla de Oro Ciudad de La Unión. Una distinción, tal y como destacó la concejala de Cultura, Aurora Ródenas, “como reconocimiento a una gran trayectoria de manera continuada y con la que ha difundido el nombre de La Unión y el Festival Internacional del Cante de las Minas”.
El homenaje a Poveda estaba cargado de sorpresas. La primera fue ver al cantaor Arcángel, acompañado al toque por Pablo Barrionuevo, en el escenario del Salón de Actos de la Casa del Piñón, abriendo el acto y cantándole. La segunda fue poder ver a personas que admira y aprecia dedicándole unas palabras y recordando anécdotas en un vídeo, como Pedro Almodóvar, Blanca del Rey, Eva la Yerbabuena, Luis ‘El Zambo’, Pepe Cros, Rozalén, Víctor Manuel, Soleá Morente, Cristina Hoyos, Pitingo, Martirio o Los Morancos, entre muchos otros. La tercera fue recibir una foto que no tenía de su paso por el Festival, con esa camisa tan característica que siempre recuerda que le dejaron para poder actuar.
Volvió 30 años atrás con sus palabras, emocionado pero sin dejar de esbozar una sonrisa, recordando aquel tren en el que aprendió los cantes mineros con indicaciones de Juan Ramón Caro, que le animó a participar en el concurso. “Muchos de los cantes no los conocía en profundidad para presentarme, y además recordaba que Mayte Martín había ganado y yo no me veía ahí”, confesó. Pero empezó a estudiar “climas y salidas” de estos cantes en el trayecto y, desde luego, supo estar a la altura. Unas cintas de cassette que le envió Pencho Cros, hablándole y enseñándole en cante, le ayudaron a preparar su cita con el Cante de las Minas, sin imaginarse que sería vencedor y que comenzaría aquí su carrera.
Le llamó su madre desde Badalona al día siguiente de ganar para decirle que “el teléfono no paraba de sonar”, y que le habían llamado para una película y salía en los telediarios y la prensa, y que tenía que volver. “Todo parecía una fantasía y que había llegado mi momento, y enseguida entendí que esto era serio, que tenía que currármelo porque esto no era llegar y besar el santo, porque el listón estaba alto”, recuerda. Esos días en La Unión los rememora como “mágicos”. “Ya éramos hijos adoptivos, porque la gente salía por las calles y nos abordaba a mí y a mis padres, y se me iba llenando el corazón de cariño, porque todo era amor”. Fue ahí cuando La Unión “se instaló en su corazón”, aún cuando no había ganado la ‘Lámpara Minera’.
Después vino el compartir carteles con los grandes cantaores del flamenco, lo que le hizo que siguiera estudiando, porque “sabía que tenía algo dentro que tenía que contarle al mundo”, creciendo no solo profesionalmente, sino también como ser humano. “Siempre he creído que la cultura y el arte me iban a hacer crecer, y tenía que dejar el flamenco en buen lugar y aportar mi granito de arena”, confesó.
Durante estos años, La Unión le ha acompañado a cada lugar, y él siempre ha hablado “con orgullo y amor” de esta tierra que le permitió que su padre se llevara el mejor regalo de su vida: “ver cómo a su hijo lo quiere una tierra que está en sus venas”. Para Poveda, con familia lorquina y abuelo minero, estaba destinado que aterrizara aquí y se hiciera “más murciano”.
“Puedo decir con convicción que ya me podría morir mañana tranquilo, porque me iría lleno de amor de estos 30 años de profesión, porque yo nací en La Unión artísticamente”, dijo abrumado el cantaor, esperando que su vínculo con La Unión sea “hasta el fin de nuestros días”, deseando suerte al nuevo presidente de la Fundación Cante de las Minas, Joaquín Zapata, asegurando que “las ‘Lámparas’ vuelven a brillar”.
“La Unión va siempre unido a su nombre y es el mayor honor que alberga este municipio, porque cada vez que Miguel hace una minera de Pencho Cros o nombra a La Unión en una entrevista, nos está haciendo grande”, indicó Zapata, añadiendo el orgullo de “sentirle como uno de los nuestros”.
El homenaje acabó con un ‘flashback’, porque en el escenario, de forma improvisada, volvieron a reunirse Miguel Poveda y Juan Ramón Caro, que le acompañó al toque en el 93, para interpretar una minera de Pencho Cros ante un Salón de Actos abarrotado que se puso en pie y se rindió, una vez más, a su arte, su corazón y su cercanía.
Pregonero de la próxima edición
Aprovechando el homenaje, Miguel Poveda y Joaquín Zapata anunciaron una sorpresa: el cantaor será el pregonero de la 63ª edición del Festival Internacional del Cante de las Minas. Un pregón que adelantó que va a ser musical y que implicará a más personas, sin adelantar más de este momento que volverá a marcar un hito histórico del Festival unido a su nombre. Antes, entregará la ‘Lámpara Minera’ al nuevo ganador o ganadora del máximo galardón al cante mañana en la final del concurso de la 62ª edición. “Quiero ver en la persona que gane, aquellos ojos que tenía yo cuando gané”, afirmó el cantaor.
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