Manuel de la Nina y Pepe del Morao en 'La Bulería'

El río flamenco por el que mana el cante, el toque y el baile en Jerez, bebe de varios afluentes y uno de ellos le llega directamente desde el arrabal del Barrio de Santiago. Ese afluente, que según qué épocas estemos hablando lleva agua en mayor o menor cantidad y calidad, siempre nos da alegrías y consigue recordarnos que por sus poros rezuma una inagotable fuente de artistas que históricamente la han mantenido como referente en esto de lo jondo.

Y en la noche de ayer, en la Peña Flamenca La Bulería, uno de esos nuevos brotes de agua de ese acuífero que mantiene el afluente de rio del flamenco en Jerez, tiene por nombre artístico el de Manuel de la Nina y una edad lo suficientemente interesante como para tener toda una vida por delante para seguir aprendiendo y recorriendo los dificiles senderos del cante y sus matices. A pesar de su juventud, es conocedor que pertenece a esa especial ralea en la que confluyen distintos cauces y quiso exponer el legado que nunca se perderá en el arrabal jerezano porque la transmisión, la comunidad y el arrope que este le da a los suyos, provoca que el genoma salga brotando siempre por algun lugar.

Acompañado por Pepe del Morao a la guitarra, digno heredero de la casa tocaora a la que pertenece, el novel artista santiaguero expuso con valentía un recital de cante donde los nervios no siempre fueron buena compañía pero las ganas siempre fueron capaces de superar con desparpajo cualquier adversidad.  

En el audio de esta noticia, podrán escuchar su intervención al completo, en la noche que clausuraba la XXIII Noche de San Telmo, cuyo maestro de ceremonias fue de nuevo el compañero Juan Garrido. La primera parte estuvo compuesta de martienes y tonás, alegrías de Córdoba y cantiñas, malagueñas y soleares. El segundo acto, tuvo como protagonistas a la soleá por bulerías, la siguiriya, los fandangos y, como cierre, la bulería con pataítas espontáneas incluidad.  

Que lo disfruten.