Los viejos rockeros nunca mueren

El antepenúltimo jueves flamenco traía al Baluarte de la Candelaria cante de escuela y de transmisión oral y baile, mucho baile. Manteniendo el formato de artista novel, baile y artistas consagrados, el numeroso público asistente, disfruto de una noche de flamenco donde ni las estrellas del cielo quisieron perdérsela.

Desde Huelva, llegaba una cantaora formada en la Fundación Cristina Heeren. De nombre Regina, por tientos tangos descubrió una nasal carta de presentación que mostró el camino que seguiría recorriendo. Con la sobria y elegante guitarra de Paco Cortés buscó refugio en las granainas. Cantes de fuelle, como decía Chocolate, donde honró la procedencia de su tocaor, que estuvo de bien p'arriba. Mas relajada, la Soleá por Bulerias, tomó el relevo. Con el compás de Tate Núñez y Diego Montoya, dos metrónomos impresionantes, el soniquete que le marcaba Paco Cortés la llevó en volandas, al igual que en las alegrías. Con ganas de complicarse la vida, se metió en el universo siguiriyero. El dolor sale del pecho, no de la nariz y, si para colmo la prima y el bordon estan que se salen, pues blanco y en botella. De su tierra, por fandangos, se paseó por Valverde en el primero, Alosnero el segundo y andevaleños hasta las trancas los dos siguientes que le sirvieron para compensar su actuación.

Con un retraso que trajo de nuevo a la memoria los fantasmas de la primera jornada, por Alegrias nos llegó el baile de Macarena Ramírez. Puro nervio. Sin suelo acústico ni micros de suelo unidireccionales, se le escuchaba meter los pies perfectamente y mover una bata de cola mas grande que ella. Por soleá llegó el segundo baile.  Con el introductorio alcalareño de Miguel Rosendo y trianeando May Fernandez, de rojo pasion acudió a la llamada la bailaota chiclanera. Literalmente, se hartó. Lo mejor que ha pisado el escenario del Baluarte de la Candelaria. Para artista grande va esta bailaora si no se tuerce por el camino.

Cancanilla de Málaga fue el encargado de abrir la segunda parte, tras el descanso de rigor. Por Bulerias por Soleá metió al despistado respetable en ambiente, con un Paco Cortés, que estuvo enorme de nuevo. Dedicándole el segundo cante por tientos al bailaor Antonio El Pipa, que acudió a la cita invitado por la bailaora solista de su compañía, caracoleó recordando sus tiempos de cantaor en el Tablao Los Canasteros. Dándose un respiro, interactuando con el publico, continuó por siguiriyas, a las que les dio su 'bocaíto' como él mismo dijo, acordándose de Manuel Torre y El Fillo. Por bulerias cerró su paso por el Jueves Flamenco, empezando por la buleria corta de Santiago, pasando después a rendir honores a la tierra que pisaba y cerrar con zambras por bulerias, cantandose y bailandose, armando un verdadero taco.

Con el público a punto de caramelo, Juanito Villar acompañado de su inseparable Periquín Niño Jero, salió enchufado y consciente de la situacion. Por siguiriya llegaron los sones de Javier Molina de manos de Periquin, que se llevó una ovación en su primera falseta. El Marruro le sirvió de introducción, Paco La Luz cogió el relevo para cerrar con Tio Juanichi El Manijero. Por Alcalá y Cádiz, con doña soleá por testigo, se peleó con ella saliendo victorioso antes de entrar en el universo efectista de los fandangos. Por tangos, se encuentra como pez en el agua. Tanto él como Periquin, alternaron letras y falsetas donde hasta el publico terminó haciendo compás, al igual que en la bulerias con las que clausuró el Jueves Flamenco, en las que sacó toda la artillería de letras clásicas de Su repertorio.