Es un orgullo para Jerez, y todas sus fronteras, que sigan existiendo en esta tierra ejemplos de enseñanza cantaora de transmisión oral como la que llevan en sus genes la familia de Los Mijitas. Esa escuela de la vida, de la calle y la familia, es la que ha permitido que el cante flamenco llegue a nuestros días en sus formas más esenciales, puras y ortodoxas.
Y con esa premisa, con la de mostrar el cante de su abolengo, que tiene encaste de aquí y de allí, de Santiago y La Plazuela, llegaron los hermanos Alfonso y José, José y Alfonso, de apellidos Carpio Fernández y de apodo familiar Mijitas, para decir a los cuatro vientos que Jerez fue, es y será un núcleo esencial, fundamental e imprescindible sin el que el flamenco no existiría tal cual lo conocemos hoy.
De este modo, los continuadores del legado que dejaron los más grandes en esto del cante en Jerez (que dedo me corto que no me duela), de forma individual fueron ocupando el escenario del salón noble del Palacio de Villavicencio, siendo el primogénito, Alfonso, el primero en salir a escena. Por tonás y siguiriyas, con un cierre tan interesante como inusual por toná-liviana, nos dimos cuenta que la hora de recital no iba a andarse por las ramas del árbol del flamenco sino que iba a estar centrado en su robusto tronco. Dos malagueñas del Mellizo, rematadas con una rondeña en homenaje a Mairena dieron continuidad a este breve recital que concluyó con unas bulerías, todo ello con la perfecta escolta de Miguel Salado que tiene en sus manos la mayor virtud que puede tener un guitarrista: saber acompañar y no estorbar al cante.
El menor de Los Mijitas, José, tomó el relevo con la guitarra de Domingo Rubichi y, esbozando parte de su último trabajo discográfico La Plazuela en Estado Puro, la soleá por bulerías o bulerías pa escuchá, llámenlo como quieran, fue la encargada de abrir la segunda parte del recital. Qué difícil es cantar este palo y que fácil lo hacen artistas como él. Por siguiriyas, se mostró agujetero, al igual que los fandangos, donde también tuvo un recuerdo a Chocolate. La Bulería corta y con denominación de origen Plazuela fue la encargada de poner un epílogo a un magnífico recital de cante donde se reivindicó que la base de todo el flamenco no solo radica en el estudio y la sapiencia sino también en la vivencia.
Ficha Técnica:
Cante: Alfonso Carpio 'Mijita' Toque: Miguel Salado Palmas: José Rubichi y Manuel Salado
Cante: José Carpio 'Mijita' Toque: Domingo Rubichi Palmas: José Rubichi y Manuel Salado
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