Lo heterodoxo y experimental marca el ritmo en el segundo fin de semana de La Bienal

Aun con los sonidos de Rycardo Moreno y Raúl Cantizano resonando en los centenarios muros del Monasterio de San Jerónimo, la XXI Bienal de Flamenco afronta su segundo fin de semana en este privilegiado entorno patrimonial de la periferia sevillana, con un programa musical que aporta vanguardia y evolución, en un contexto seguro y ajustado a la normativa sanitaria vigente, para disfrutar de la cultura al aire libre.

Así mañana viernes, 21 de agosto, Artomático, alter ego del músico madrileño Daniel Muñoz, pondrá en escena su álbum debut Electroflamenco. El espectáculo cuenta con la dirección artística, musical (junto a Juan M. Jiménez), percusión y batería de Artomático. Completan el elenco la bailaora y coreógrafa sevillana Paula Comitre, flamante ganadora del Premio Artista Revelación del Festival de Jerez; y con Juan Jiménez en el saxo, uno de los músicos utreranos más talentosos de las últimas décadas. Esta comunión artística intervendrá el espacio del Monasterio de San Jerónimo para hacerlo suyo en un directo único e irrepetible para el público; una propuesta escénica y sonora que adapta su repertorio, los audiovisuales que se integran, las improvisaciones que surgen y la iluminación del espacio escénico, a las características del lugar donde se lleva a cabo, ya sean espacios monumentales, industrias o teatros. 

Músico electrónico experimental, Artomático ha abierto puertas hasta ahora cerradas al flamenco. Ha desarrollado, durante la última década, un modo propio de abordar el género, demostrando que ni su esencia ni su profundidad dependen de la fidelidad a estructuras canónicas; subvirtiéndolas mediante el procesamiento de sonidos, ritmos y cantes con samples, emuladores, loopers, secuenciadores, batería, procesadores y controladores.

 

El sábado 22 de agosto, los sevillanos Los Voluble (Benito Jiménez como dj y electrónica en directo, y Pedro Jiménez como Vj y visuales en directo) presentan Flamenco is not a crime en el marco de La Bienal. Inspirados por el movimiento “free party is not a crime”, hacen una propuesta en la que el flamenco y la electrónica se cruzan con el humor, la cultura crítica y el “political remix video”. El resultado es una remezcla audiovisual, ecléctica y bailable, realizada en directo, en la que Los Voluble trabajan el concepto de Live Cinema con material de archivo en el que se puede escuchar y ver a diferentes artistas, desde la Paquera de Jerez a Tomás Pavón, pasando por Antonio Gades, Enrique el Cojo o Manuela Vargas, para llegar a Daddy Yankee, The Prodigy o Lady Chann.

Siguiendo argumentos articulados en espectáculos anteriores como ‘Raverdial’ o ‘En el nombre de’, en torno a la fiesta, lo común de la remezcla y la complejidad de lo colectivo, Pedro y Benito Jiménez proponen un acercamiento directo al flamenco y sus contraposiciones: el purismo frente a la vanguardia o la experimentación, la actitud frente a la aptitud flamenca o su paralelismo y conexión con otros géneros musicales como el breakbeat, footwork, dub experimental, techno, grime o reggaeton, entre otros muchos saltos estilísticos. Sus sesiones incluyen instrumentos digitales y analógicos y son siempre remezclados en directo. Cada sesión incluye grandes momentos de improvisación y contextualización.

Miembros del colectivo ZEMOS98, Pedro y Benito Jiménez llevan más de dos décadas de investigación sobre lo flamenco, en sintonía con gentes como bulos.net (Santi Barber y Raúl Cantizano), Niño de Elche, Manolo León, Rocío Márquez. Pony Bravo o MJ Llergo, Los Voluble han sido programados en eventos tan destacados como el Sónar Festival, la XVIII Bienal de Flamenco de Sevilla, el Flamenco Festival de Nueva York, el Festival Flamenco de Nîmes o el nórdico festival Norpas, por citar algunos; así como en entornos tan singulares como el Espacio Santa Clara de Sevilla, el CCCB de Barcelona.

La XXI Bienal de Flamenco mantiene con esta programación en el Monasterio de San Jerónimo su compromiso con el flamenco más joven y vanguardista y aporta, a la amplia oferta cultural del verano sevillano, citas irrepetibles al aire libre en un espacio patrimonial que se incorpora en 2020 al catálogo de escenarios singulares de La Bienal.