Juan Moneo Lara 'El Torta' (Jerez, 1953 - Sanlúcar de Barrameda, 2013), eslabón fundamental de la casa cantaora de 'Los Moneo' fue un artista que destacó principalmente en sus actuaciones en peñas flamencas y festivales flamencos de verano, obteniendo sus primeros reconocimientos en 1972 tras alzarse con el premio de Soleares en el Concurso de Mairena de Alcor. Años más tarde, en 1985, actuó en el tablao Los Canasteros de Madrid y en el Círculo de Bellas Artes, si bien también formó parte del tablao jerezano El Duende. Ha grabado en discos y sobresale por soleares y bulerías. Además de ser un fiel exponente de la cultura gitana de Jerez, se preocupa a la vez de renovar los cantes en línea melódica, desde 1991 ha colaborado en varios discos de la colección Flamenco Vivo, consagrada a Jerez, siendo "Colores Morenos" el CD que lo tuvo a él como cantaor único.
Para "El Torta" el hecho de grabar es un sacrificio, es más auténtico en peñas y festivales donde vuelca toda su sabiduría porque está seguro de poder volcar todo su arte. Casi la totalidad de sus cantes son con letras propias. Juan Moneo es un cantaor de raza, de sangre, de familia como hay muchos en toda Andalucía, cantan cuando quieren, donde están a gusto, entre cabales, en fiestas íntimas, familiares y en juergas con los amigos. Descendiente y heredero de la familia de "Los Pacotes", cuyos exponentes más contemporáneos, ya fallecidos, fueron Tío Pacote, Tío Jacinto y Luis de Pacote.
La familia Moneo, fieles exponentes del auténtico cante de Jerez, actualmente está compuesta por Manuel Moneo sus hijos El Barullo y Macarena Moneo, Luis Moneo Lara y Juan Moneo El Torta, del que nos ocupamos hoy y el Tío Chico, todos ellos en la misma línea del Duende del cante de la Plazuela. El Torta es un flamenco de los que ya quedan pocos. De esos de verdad y jondura desgarrada.
Juan conservaba la profundidad personal y el torrente de voz que le permite dotar de enorme tragedia a los cantes.“Ya no quedan cantaores así. Es una forma de vivir y entender el flamenco que se está perdiendo. Con El Torta el flamenco era de verdad“, aseguró el crítico Alfredo Grimaldos. “Yo todavía no me he prostituido. Lo míos no es comercial, es diferente. Es una forma distinta de cantar. Cuanta más sangre echo por la garganta más me gusta el cante”, confesó El Torta. “Soy un defensor de la soledad y el silencio. Sin silencio no existe la vida”, añadió.
Los artistas geniales como Juan Moneo El Torta son imprevisibles e irregulares.
No se puede alcanzar la gloria siempre. Pero quien ha sentido alguna vez las puñaladas de su cante no puede dejar de seguirle una y otra vez. ''Hay artistas que son regulares, que hacen bien las cosas, pero no te vuelven loco. Juan te vuelve loco'', sentenció Grimaldos. El Torta, una de las grandes voces del flamenco de hoy, tiene la satisfacción del que acaba de ganar una dura y cruel batalla. ''A mí lo que me interesa es cantar porque si no canto, me muero'' le confesaba a José María Velázquez Gaztelu.
En vida no era reconocido como de los mejores, solo una minoría se atrevía a decir que era un genio, y ahora, después de muerto, es como una fiebre. No sabemos si podríamos hablar ya del tortismo, pero casi. El cantaor jerezano conectó de una manera muy especial con los jóvenes, quizás por su carácter bohemio, por ser un hombre libre, abierto, aunque agarrado a las raíces del cante de una manera rotunda. El Torta, de los Moneo de Jerez, una familia de artistas, entendía la libertad del músico de una manera un tanto particular. Y desde luego lo que se dio en llamar la pureza, que tantos ríos de tinta ha derramado en los procelosos campos de la flamencología patria. El Torta era puro no porque se aferrara a la ortodoxia, que nunca fue ortodoxo en el cante, sino porque era un cantaor sincero, fiel a su escuela, a su tierra y a sus creencias. Y a su pueblo, el pueblo gitano. Apuntaba Manuel Bohórquez.
Todavía se recuerda en Sevilla su actuación en el Martes de Pasión. Mientras el Nazareno de la O se trasladaba a su paso, un jerezano de La Plazuela, El Torta, llenaba el Teatro Central -¡por fin!- para alimentar a los cabales de ese cante ardiente y apasionado que no se vende en las confiterías, sino que se fabrica desde hace más de siglo y medio en la tahona de los Moneo.
Juan Moneo contó para esa ocasión memorable, única para quienes tuvieron la suerte de verlo que con una guitarra de corazón, la del Diego del Morao, un instrumentista a la altura del genio que, si hasta por dos veces dejó boquiabiertos al público por bulerías, y se mostró con autoridad para crear una atmósfera mágica, siempre hermosa en sus encuadres y sin necesidad de alterar la acción rítmica a fin de que el cantaor ejecutara su ideario con comodidad y frescura.
Iba a ser una de las estrellas, por derecho propio, del Festival de Jerez en 2014. Pero 2013 se ha querido llevar, en sus últimas horas, al singular cantaor jerezano Juan Moneo, "El Torta" (1952-2013) Moneo fue un artista puro, más dado a las peñas y bodegones que a los grandes auditorios o a las discográficas, lleno de las esencias que en Jerez delatan el arte de verdad. Y defensor de los suyos, siempre. Fue hermano de Manuel Moneo y tío de "El Barullo" y Macarena Moneo.
Nacido en 1952, Juan Moneo Lara había acumulado en las cuatro últimas décadas un sello muy especial, el de los reyes jerezanos de la bulería. Era de la Plazuela, en San Miguel, uno de los grandes barrios flamencos de Andalucía. Juan Moneo pertenecía a una familia, la de los Moneo, plagada de artistas cabales, herederos de la dinastía de los Pacote. Solo llegó a grabar cuatro discos -entre 1984 y 2007- que completó siempre con actuaciones en directo y participaciones tan especiales como la que tuvo en 'Flamenco' de Carlos Saura.
'Gran figura del cante'
El Ayuntamiento de Jerez de la Frontera ha lamentado en un comunicado el "triste fallecimiento" del artista flamenco, al que se refiere como una "gran figura del cante". El gobierno local se ha sumado al hondo pesar de familiares, amigos y seguidores de 'El Torta', destacando "la categoría artística del cantaor, así como su aportación profesional al cante flamenco". Desde el consistorio jerezano se subraya la aportación de figuras como Juan Moneo Lara 'El Torta' y la familia Moneo a "la promoción de Jerez a escala internacional como cuna del flamenco".
El guitarrista flamenco Paco Cepero ha expresado también su pesar, y ha calificado lo ocurrido como "una pérdida grande para el flamenco". En declaraciones a Europa Press, Cepero ha manifestado que "es una pena que se vayan tan jóvenes. No sé qué mano negra hay en Jerez que se está llevando a tantos artistas", ha lamentado. Explica Cepero que al conocer la trágica noticia comenzó a escribir unas letras en homenaje a su amigo, que ha querido compartir pese a estar "aún sin terminar".
Todavía se recuerda en Sevilla su actuación en el Martes de Pasión. Mientras el Nazareno de la O se trasladaba a su paso, un jerezano de La Plazuela, El Torta, llenaba el Teatro Central -¡por fin!- para alimentar a los cabales de ese cante ardiente y apasionado que no se vende en las confiterías, sino que se fabrica desde hace más de siglo y medio en la tahona de los Moneo.
Juan Moneo contó para esa ocasión memorable, única para quienes tuvieron la suerte de verlo que con una guitarra de corazón, la del Diego del Morao, un instrumentista a la altura del genio que, si hasta por dos veces dejó boquiabiertos al público por bulerías, y se mostró con autoridad para crear una atmósfera mágica, siempre hermosa en sus encuadres y sin necesidad de alterar la acción rítmica a fin de que el cantaor ejecutara su ideario con comodidad y frescura.
Pero donde estuvo impagable fue por bulerías, con las que evidenció, junto a un Diego en estado de gracia plena, ser un magnetizador del ritmo que repartió gozo y torería por toda la sala. El reencuentro de ambos permitió ese flamenco ya imposible, en desuso, conciso, comunicativo, con una sonoridad no exenta de fulgores impactantes y con momentos geniales como para hacer de cada fraseo musical un drama.