La complejidad de la sencillez

El Teatro Villamarta acogía la segunda de las citas mostrando sus entrañas. Completamente desnudo, solo un sillón, un perchero y dos bancos pequeñitos daban cuenta de que la búsqueda de la sencillez y la simplicidad, iban a ser los compañeros de viaje de Rocío Molina y Rosario ‘La Tremendita’.

La complicidad latente entre bailaora y cantaora, se ve arropada por la diversidad de sonidos que es capaz de sacar Pablo Martín de su contrabajo, con el que escolta de forma justa y medida al cante de Rosario La Tremendita y arropa los movimientos de Rocío Molina, a quien parece que no le pesa el cuerpo. Hace tiempo que Rocío Molina pasó la frontera de la perfección para poder dibujar en el aire una plasticidad y un ritmo frenético al alcance de muy pocos del plantel nacional e internacional.

Como si viviera en una ingravidez constante, se permite jugar con las formas, las dimensiones y los elementos a su antojo utilizando su propio cuerpo como base de compás y ritmo, no solo con la punta y el tacón, busca dimensiones laterales de los elementos, los transforma, cosa que le permite multiplicar el campo de ejecución de su baile, como se puede ver en el video de esta crónica.

‘Afectos’ se sumerge en un mundo donde la esencia es la base de todo y donde el cante de Rosario La Tremendita aporta una voz a medio camino entre ‘lo rajao’ y lo brillante que es uno de los activos de un espectáculo que, tras quince meses de preparación y montaje, comienzan a dar sus frutos.

No se lo pierdan.

David Montes
@flamencomania

Fotografías: Javier Fergo
Video: Festival de Jerez TV