El cantaor jerezano
Jesús Méndez y el
Trío Arbós han unido música flamenca y contemporánea con el objetivo de pulverizar "aquellos axiomas inamovibles" del pasado y "la recomposición ha dado pie a revisar" las estructuras ortodoxamente establecidas desde un punto de vista postmoderno. Ni cortos ni perezosos, cantaor y trío, trío y cantaor, se han embarcado en una singladura en la que todo busca salir ganando, como ha refrendado el éxito de crítica y público obtenido el día de su estreno en la Sala de Cámara del
Auditorio Nacional de Música de Madrid.
El resultado de todo cuanto han creado, bajo las premisas de que la duración no excediera de los 10 minutos y que fuera su punto de partida o llegada fuera una reflexión sobre el flamenco, son "obras de estilos muy distintos que derraman su mirada sobre el atractivo mundo sonoro del flamenco desde ópticas muy personales", discurren entre la interioridad exquisita de
Elena Mendoza, hasta la prodigiosa recreación de una bulería de la Paquera a través del «flamenco espectral» de
Mauricio Sotelo, en un arco de música vibrante cuya tensión se forja gracias a la contundencia visceral de
Thierry Pécou con ecos del poeta Miguel Hernández, a la ritualidad arcaica de una cultura con códigos propios desentrañados por
Aureliano Cattaneo, a la disección sutil de su entramado armónico y colorístico ofrecida por
Miguel Gálvez-Taroncher, a la pulsión rítmica implacable expuesta por
Bernhard Gander o a la adhesión natural a la gran música española representada por
Jesús Torres en su brillante malagueña.
Siete grandes maestros actuales han reflexionado desde estéticas muy
diversas sobre la esencia del flamenco, a través de obras originales, a
petición de los propios artistas, obteniendo como resultado la
obligación de ellos mismos a sumergirse de lleno "en el estudio de esta
musica con objeto de intentar trasladarla riqueza de la guitarra
flamenca al trío clásico con piano y así intercalar diversos cantes
tradicionales a modo de interludios entre las obras de nueva creación". Y todo ello entreverado por la portentosa voz del cantaor Jesús Méndez, heraldo de una pureza flamenca que clama ser por fin atendida y respetada, ha iniciado en el Auditorio Nacional de Música de Madrid un camino que mañana pasará por el Ciclo de Música Acutal de Badajoz y que promete ser el inicio de la relación de una bonita amistad entre pentagramas.