Jerez, a 7 de agosto de 2021. La Bienal de Cante Flamenco de Jerez, Cádiz y Los Puertos echó a andar en la jornada de ayer en los jardines del Museo de la Atalaya rindiéndole honores al maestro Alonso Núñez Núñez ‘Rancapino’ (Chiclana de la Frontera, Cádiz, 1945) con un cartel que despertó un gran interés. Nada más llegar a los aledaños del espacio escénico, la dificultad para encontrar aparcamiento y el reguero de personas encaminadas desde distintos enclaves en dirección al espacio escénico nos hacía presagiar que la noche podría ser de esas que muchos terminarán recordando con el paso del tiempo.
Y es que el afecto que la afición del mundo del flamenco le profesa a este maestro y patriarca de una dinastía cantaora que tiene asegurada su continuidad tanto en su hijo Alonso ‘Rancapino Chico’ – que arrasa en cualquier escenario que pisa- como su nieta Esmeralda, se hizo patente en la jornada de ayer. Afortunadamente, no fue un Viernes Flamenco más de los que se están celebrando en la ciudad durante este verano de 2021, sino toda una muestra cariño tanto del público asistente como de los artistas que quisieron arroparle en el escenario.
Con la habitual media entrada que está siendo una constante en este tipo de citas en Jerez, puntual a la hora fijada daba comienzo una gala en la que durante la primera parte sería Esmeralda Rancapino (El Puerto de Santa María, Cádiz, 2006) quien sería la encargada de mostrar la herencia del legado recibido. A través de alegrías y cantiñas, tangos y bulerías, además de hacer a dúo con su madre las famosas letras por tangos que compusiera Paco Cepero para el maestro chiclanero, esta joven artista dejó constancia de que las buenas maneras de decir el cante y el desparpajo a la hora de moverse por el escenario es algo que lleva innato por su torrente sanguíneo, a pesar de contar con sólo 14 años de edad.
Tras los 20 minutos de descanso de rigor por exigencias del guión para tomar un refrigerio en el ‘ambigú’, tenía continuidad un espectáculo en el que el toque y el cante netamente jerezano tomaría el testigo dejado por Esmeralda ‘Rancapino’ y su madre. De la mano de Paco Cepero (Jerez, 1942), los sones de ‘Aguamarina’ fueron los encargados de ir sentando a los rezagados, pieza para la que reclamó a Keko Baldomero como segunda guitarra, antes de acompañar Vicente Soto ‘Sordera’ (Jerez, 1954) por ‘bulerías pa escuchá’ marca de la casa a la que pertenece, unas exigentes seguiriyas y unas accidentadas bulerías, no exentas de ‘ángel’, tras rematar el cantaor de rodillas la pataita con la que se despedía y se daba paso al momento más esperado de la noche.
Acompañado de sus hijos y de todos los participantes de la gala hacía acto de aparición en el escenario Alonso Núñez Núñez ‘Rancapino’ para recibir una calurosa ovación llena de cariño y admiración por parte de los presentes, que se pusieron en pie para recibirle. Y pidiéndole a Paco Cepero que se la pusiera al cuatro, sacó fuerzas de donde no las hay para dejarnos los fandangos que pueden ver en el vídeo de esta noticia y acompañar a los suyos en un fin de fiesta que puso epílogo a una noche que, de no ser por las restricciones sanitarias, a buen seguro que a más de uno le hubieran dado las claras del día entre cante, baile y toque a compás.
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