Si bien hace escasos días podían leer
en estas páginas de FLAMENCOMANIA que la mesa técnica del flamenco
concedía la distinción 'Flamenco de Jerez' a la compañía Jerez
Puro por el plazo de un año, en la Bodega de
San Ginés, tras la rueda de prensa oficial del Festival de Jerez, se ha presentado esta marca registrada por parte de la
delegación de cultura del ayuntamiento de la ciudad.
El delegado de cultura del Ayuntamiento
de Jerez, Francisco Camas, escoltado por el jefe de la Unidad de
Flamenco de la delegación, Luis Pérez, de un lado y por el otro de Isamay Benavente, directora de Fundarte, daba lectura a un discurso
ante los medios de comunicación que damos cobertura al Festival de
Jerez, donde indicaba que esta marca ''tiene como objetivo el
promocionar y distinguir el flamenco de nuestra ciudad
internacionalmente, desarrollar sus aspectos turísticos y de
creación de empresas como motor de desarrollo, sin olvidar la
investigación, el conocimiento, la formación y la difusión de la
cultura flamenca con un único distintivo'', así, literalmente, pero
sin indicar qué es esta distinción y marca registrada, cómo se concede, qué parámetros hay
que cumplir para obtenerla o bajo qué requisitos se puede solicitar, en definitiva, ¿qué es 'Flamenco de Jerez'?.
Según los responsables políticos,
esta marca ''no pretende ser un alejamiento ni una frontera con el
entorno''. Nada mas lejos de la realidad. La creación de una marca
distintiva hace exactamente lo contrario. Delimita qué es o qué no
es tal o cual cosa. Querer ponerle puertas al campo del flamenco que,
precisamente, es un campo que vive de la mezcla de culturas, de
fusiones con otras músicas o de variaciones estilísticas que tienen
sólo unos pocos metros de distancia su nacimiento unas de otras,
puede ser tan perjudicial como la tan mal traída y manida cantinela
del 'cante gitano andaluz' versus 'cante payo'.
Ahora que vivimos en una aldea global,
en la que YouTuBe hace que un japonés, que vaya a participar en la
próxima Fiesta de la Bulería, haga las seguiriyas de Manuel Torre
casi igual que un nativo de La Plazuela, o lleguen a la final del
Concurso de Cante de las Minas de Unión cantando estilos levantinos
- al que un jerezano como Don Antonio Chacón le dio la vuelta como
un calcetín-, la delegación de cultura del Ayuntamiento de Jerez,
con Francisco Camas al frente, pretende con esta 'denominación de
origen' en formato de marca registrada ''un distintivo único y
diferenciador'' y, por tanto, fronterizo y delimitador.
En su argumentación, o mas bien
lectura de discurso, Francisco Camas destacaba que ''el año pasado
en la ciudad se celebraron más de 1.000 actividades de naturaleza
flamenca''. Cierto. Sólo los tabancos de la ciudad, con sus
propuestas de flamenco a granel copan, al menos, más de las tres
cuartas partes de ese número. Este tipo de negocios programa flamenco con
artistas, o mas bien aficionados, extremadamente noveles y desconocidos en la mayoría de los
casos, en pases de mediodía y noche todos los días del año.
Hagan la cuenta. 365 x 2. Es fácil. Y no hay uno, hay varios, pero
son raras las veces las que cuentan con participaciones de artistas
que, al menos una vez, hayan puesto un pie en una peña para cantar
siquiera al baile.
Lo va a tener muy complicado el ente
que tenga que repartir estas etiquetas. Al parecer, la casa de
Fundarte, el Palacio de Villapanés, ese que tiene a Lola Flores
delante aunque su museo lo quieran poner en la otra punta de la
ciudad, va a ser la que cobije esta marca registrada que, como dice
el refrán, el tiempo le dará el color. Menos mal que del más de
1,2 millones de euros con el que el ayuntamiento lo va a dotar cada
año, el 10% va a ir destinado al flamenco y de Jerez. Todo un
alivio.