''Hoy aparecen artistas como churros, pero cuando escarbas es difícil encontrarlos''

09/07/19 Flamencomanía Bienal de Cante de Jerez

Vicente Soto (Jerez, 1951), será el encargado de abrir, junto a sus hermanos Enrique y Jose y su hija Lela, la I Bienal de Cante de Jerez que, además, está dedicada a la casa cantaora de Los Sordera, una de las grandes sagas del flamenco jerezano.  

-      ‘Ortodoxia y vanguardia’ es el espectáculo que conforma la gala inaugural de la Bienal de Cante ¿Qué encontrará el público?
Lo que va a escuchar el público es, desde los cantes más ortodoxos hasta la vanguardia, que la reflejará mi hermano José, mientras que Enrique y yo haremos las cosas más ortodoxas. Lela también representará la nueva generación. Además, estarán Nono Jero y Manuel Valencia a la guitarra, Luisa Heredia al baile… En total subimos al escenario unas diez personas.

-      ¿Qué considera que puede aportar la Bienal de Cante de Jerez al mundo del flamenco?
Es un acierto absoluto hacerla y, además, representa a las casas cantaoras. Jerez siempre ha tenido esa tradición oral y se han creado esas casas cantaoras como los Soto, los Fernández, los Vargas, los Monge, porque además van desapareciendo. Y poder dedicarlo a esas casas cantaoras, además con trayectorias en solitario, es importante y un atractivo para los aficionados.

-      Usted nace en el Barrio de Santiago, pero crece profesionalmente en Madrid. ¿Sigue siendo fundamental pasar por la capital para hacerse un nombre en el mundo flamenco?
Desde Chacón, todos los artistas tenían que salir de su tierra porque en las grandes capitales se movía todo. Aquí en Jerez había cuatro señoritos que podían pagarse una fiesta, pero aún así era difícil vivir del flamenco, como en los pueblos pequeños, por eso había que saltar a las grandes capitales como Madrid, Sevilla o Barcelona. Pero ahora es más fácil que antes, porque los medios que hay hoy no existían. Hoy cualquiera graba un vídeo y lo cuelga en la red, cuando antes tenías que ser un artista de abolengo para que te contratara una casa de discos. Hoy aparecen artistas como churros, pero cuando escarbas es difícil encontrarlos.

-      Ha cantado poemas de Machado y Pessoa, textos de Unamuno, Valle Inclán, Góngora y Cervantes… ¿Por qué esa predilección por los grandes de la literatura?
Yo llegué a Madrid con 10 años, conocí a los artistas de la generación de los 60 y me crie con Caracol, Lola Flores, artistas importantes que cantaban en los grandes tablaos y siempre he sido un hombre inquieto. Conocí al escritor Pedro Atienza, y a través de él, con 16 años entré en el mundo de la literatura. Mi familia no era de libros, de cante si, pero Atienza empezó a pasarme cosas y me pareció interesante aunar flamenco y literatura. Empecé con Pessoa en el año 85. Luego ya conocí al escritor Pepe Hierro, un hombre al que le tenía cariño, luego grabé ‘Entre dos mundos’, dedicado a la generación del 27, y he jugado mucho con el mundo de la literatura y me he movido en ese círculo, sin perder nunca la esencia del flamenco.

-     Ha vivido en Madrid, en Japón, ha recorrido medio mundo, pero al final regresó a Jerez. ¿Por qué?
Siempre he tenido contacto con Jerez porque mi padre era muy familiar, y hace 20 años me compré una casa aquí. Además Madrid ahora mismo me agobia con tanta gente. El Madrid que yo viví era más tranquilo y menos acelerado. En Jerez se vive mucho más tranquilo y además tengo a mi familia y mis raíces.

-     También ha pisado grandes escenario de todo el mundo. ¿Con cuál de todos se queda?
Cantar en la Scala de Milán, donde han cantado los mejores tenores del mundo, o en el Olimpia de París te da una sensación de gran satisfacción. Yo he tenido la suerte de pisar muchos escenarios importantes. Con 20 años le canté a Antonio Gades durante seis meses, un Gades que se montaba en un autobús en Madrid y recorría teatros de toda Europa y luego partía a América. Y también le he cantado a Antonio Ruiz Soler (Antonio el Bailarín). Eso era una experiencia y era para mí un rodaje muy importante.

-     El año pasado estrenó su último trabajo discográfico dedicado a la mujer, en una época en la que, más que nunca, el movimiento feminista está en plena ebullición. ¿Tenía la sensación de que tenía que aportar su granito de arena a este movimiento?
La verdad es que eso surgió de una manera natural, en la casa del doctor Benito Ortegón. Estábamos unos amigos, empezamos a hablar, le comenté que hacía tiempo que no grababa y me dijo que tenía un poemario dedicado a la mujer. Me invitó que lo leyera y me gustó la idea de dedicárselo a la mujer, que siempre ha estado muy maltratada en todos los sentidos.

-     Desde su punto de vista, ¿qué mujeres han marcado más la historia del flamenco?
Pastora Pavón  (La Niña de los Peines) fue una de las revolucionarias en su época. Luego ha habido gente maravillosa en Jerez: la Pompi, Isabelita de Jerez, la Sordita… Pero yo creo que Pastora, por la época y por pertenecer a la casa de los Pavones, fue la mujer más excelsa.

-     ¿Cómo ve el futuro de la saga Sordera?
Yo veo que el futuro de los Sordera no se va a perder. Mi hija Lela tiene dulzura, música, raíz y está escuchando cantar desde chiquitita. Ella tiene unas bases muy importantes para mantener la identidad de una saga. Y Maloko tiene otro carril, no está identificado con la ortodoxia del flamenco, está en otro sitio más vanguardista, pero es gitano y tiene flamenquería.

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