La Fiesta de la Bulería celebrada ayer en la Plaza del Mamelón, ha marcado un punto de inflexión en el tercer festival flamenco más antiguo de España. Y no porque el espacio fuera novedoso y la entrada gratuita, que ya hablaremos mas delante de eso, sino porque ha sido la primera Fiesta de la Bulería D.T. (después del Torta). Dicen que las personas mueren cuando caen en el olvido y, por eso, Juan Moneo ‘El Torta’ no morirá nunca.
Homenajeado en la noche de ayer por su ciudad, en su fiesta, en su festival, en el evento donde ha escrito páginas importantísimas en la historia flamenca de nuestra tierra, desde que se le rindió homenaje con toda su familia sobre el escenario, hasta que se bajo del mismo el último de los artistas, todo giró en torno a la figura de un cantaor que se ha convertido en mito por derecho propio y que se fue con el alba, como decía su letra, el día que despedía el año 2013.
Pero en la noche de ayer no fue oro todo lo que relució. Si ya estaba convencido quien les escribe que Dios existe, no me cabe la menor duda de que había alguien al lado echándole una mano. Con todos los elementos a favor para que pudiera pasar lo contrario, la mejor noticia que podemos darles es que la XLVII Fiesta de la Bulería se ha salvado sin incidentes y, quienes nos gobiernan en la ciudad, seguro que la definirán como todo un éxito que va a revitalizar a un enfermo que presentaba desde hace un lustro una degeneración cuasi irreversible al quitársele de la medicación el gotero de la fiambrera y la nevera.
No negamos que la intención de querer acercar este evento flamenco al pueblo para revitalizarlo sea mala idea. Aun cuando pensamos que aquello que no cuesta no se respeta, y a los hechos de ayer me remito, si la Delegación de Turismo, Cultura y Fiestas deciden mantener este formato, y nos quiere aceptar el consejo, la Plaza del Mamelón no es el lugar indicado para ello. Afortunadamente, Jerez tiene espacios municipales bastante más apropiados para poder albergar la Fiesta de la Bulería y poder dar acomodo a mucha más gente de la que allí se dio cita, evitando de este modo que se vuelva en contra las intenciones iniciales de establecerla de forma abierta y gratuita.
El día D y la hora H llegaron y los debates abiertos sobre la adecuación o no del lugar de celebración, la idoneidad o no de ofertarla de forma abierta y gratuita y de los dimes y diretes varios que han formado el corrillo noticiero de estos días se empezaron a resolver a partir de las diez menos cuarto de la noche, cuando Pepe Marín, maestro de ceremonias, tomaba asiento y daba inicio a un homenaje a Juan Moneo Lara ‘El Torta’ con el que se le rendía pleitesía a la que ha sido, es y será su fiesta.
Gritos y pitos por un lado y por otro, no dejaron que se desarrollara con normalidad la intervención de la familia moneo, con el patriarca Manuel a la cabeza, con quienes empezamos a vivir momentos importantes aunque la contaminación acústica deslucieran el homenaje. Ronda de tonás, para abrir boca y una soleá por bulerías antológica de Manuel no consiguieron apaciguar los ánimos. Había sillas vacías y quien tenía la pulsera de acceso no estaba y quien quería pasar no lo dejaban. Por fin, alguna mente lúcida decidió ir dejando pasar al respetable y los ánimos se fueron apaciguando y todo empezó a encauzarse en el momento en el que Rocío y Macarena Moneo formaban un dúo al más puro estilo Paca y Manuela, que prosiguió con un fin de homenaje por bulerías donde, uno a uno, los miembros de una dinastía sin la que no se podría comprender el flamenco en Jerez fueron dejando su pincelada que remató la bailaora Gema Moneo con el cante de Manuel, Luis y Barullo.
El relevo lo tomó Antonio Agujetas, de la mano de Domingo Rubichi a la guitarra. Si hay un cantaor que vive como canta y canta como vive, ese es el de la Plazuela. Espectacular, dejándose los pulsos en la soleá por bulerías que puso en pie al público y doliéndose como solo la casa ‘Agujetas’ sabe hacerlo por siguiriyas y fandangos, nos llevó a los terrenos del siglo pasado con la Bulería corta y añeja con la que terminó de unificar la opinión del respetable que ya había encontrado calma y acomodo.
Por su parte, Jesús Méndez le rindió especial homenaje a Juan Moneo ‘El Torta’, escoltado por su atrás habitual donde Manuel Valencia es un capitel fundamental y las palmas de Carlos Grilo, Diego Montoya y Manuel Salado, que son todo un seguro de vida, por alegrías se marchó a la playa del Torta a compas de un nuevo alba y su pañuelo viajó hacia una silla de enea para traernos su añorante voz en off y recordarnos su voz cantaora. Grande Jesús Méndez rindiéndole pleitesía a uno de sus ídolos, a través de un ramillete de letras que quien sabe entender las cosas sabía que tenían un trasfondo mucho más allá del flamenco. Con mucha mas mesura a la hora de utilizar el torrente de su garganta, el cantaor de la plazuela se ha ganado ya un sitio entre las figuras mas importantes del flamenco actual como quedó ratificado ayer.
Esta Fiesta de la Bulería tenía la pretensión, por un lado, de volver al pasado, de mostrar el arco musical que tiene Jerez y todas sus vertientes flamencas y, por ello, el contrapunto de la noche vino de la mano de Diego Carrasco con su santiaguera band que encabezaban Curro Carrasco, Joselete y Maloko Sordera. Abandonando terrenos plazueleros para sumergirnos en el arrabal que posee implícito en sus calles el genoma del compás, el gurú de Santiago tuvo momentos para recordar también a su compadre Moraito y a Camarón de la Isla, acompañado en esto último por Remedios Amaya, con quien empezamos a recorrer la recta final de la XLVII Fiesta de la Bulería.
Y por el otro lado, junto con las figuras consagradas, también hubo hueco para las nuevas ‘generaciones’. Enrique Remache, José Carpio ‘Mijita’ y Anabel Valencia, junto con la guitarra de Nono Carrasco, se encargaron de demostrar que el flamenco tiene a salvo su continuidad. Con un “es muy rancio para la edad que tiene”, como lo definieron por el backstage, por siguiriyas Enrique Remache mostró sus cartas credenciales, Anabel Valencia le replicó por siguiriyas y José Carpio ‘Mijita’ dejó tres fandangos chocolateros y uno propio con los que abonó el escenario para una posterior pincelada buleaera donde hasta el espíritu de Fernanda y Bernarda sobrevoló por la Plaza del Mamelón.
Como si no hubiéramos tenido suficiente, aún quedaban cosas importantes por vivir. Jerez es la tierra del compás, la tierra del soniquete y el cante que mejor recoge esos caracteres es, sin lugar a dudas, la Bulería ‘pa escuchá’, el cante de los tabancos y las tabernas, de las peñas y las reuniones familiares, el de los nudillos sobre la barra y ahí, en ese terreno, poca competencia tiene Luis El Zambo. Junto con la guitarra de Miguel Salado, que supo darle el tempo que necesitaba, con solo dos cantes, Luis El Zambo marcó el territorio de la calle ancha p’alla. Si lo bueno es breve. Pues eso.
Nota: Como pueden observar, en esta crónica no hablamos de Miguel Flores ‘Capullo’ ni del baile de ‘El Carpeta’. Sus managers, la empresa Faro Producciones S.L., remitió un buro fax a la organización restringiendo la emisión de video y sonido según marca la ley y todos los medios de comunicación que estábamos emitiendo en directo el evento, en un lugar abierto y público, nos vimos obligados a mutear los canales de mesa y dedicarnos a hacer otras cosas. Esas misas otras cosas, nos llevan seguir trabajando por y para el flamenco con la gente que sí merece la pena y conocen perfectamente el beneficio mutuo que representan los medios para ellos y ellos para los medios.
Foto y Video: Ayuntamiento de Jerez
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