Ella baila tela

Ficha técnica:
Espectáculo: Al fondo la riela (lo otro del uno) – Artista: Rocío Molina – Lugar: Teatro Bernadette Lafont – Festival Flamenco de Nimes – Fecha: 13 y 14 de enero de 2022 – Aforo: Lleno – Baile: Rocío Molina – Guitarra: Eduardo Trassiera y Yerai Cortés

Nîmes, a 15 de enero de 2022. Ella baila tela. Así. Sin más. Y además lo que ella quiera. No le dan un ‘León’ de la Bienal de Danza de Venecia a cualquiera y a ella le acaban de dar uno. Y de plata. No hay más vueltas. Y ayer en el Teatro Bernadette Lafont dio buena cuenta de ello. Tras visitar la ciudad más española que tiene Francia en 2020 de la mano de Riqueni en formato íntimo con su primera parte de la trilogía sobre la guitarra en la Sala Odeón, anoche Rocío Molina volvió a formar otro lío en el principal espacio escénico de la ciudad con el segundo capítulo de su particular trilogía sobre la guitarra.

Sola ante el peligro. Arropada sólo por dos guitarras en las manos de Eduardo Trassiera y Yerai Cortés. Inicialmente dos armas diametralmente opuestas. Finalmente, sonantas completamente unidas. Todos para uno y uno para todos dijo en su libro Alejandro Dumas aquí en la Galia allá por el siglo XIX y eso mismo podría haberse dicho anoche en el Teatro Bernadette Lafont. Todos para Rocío y Rocío para todos. Para el toque y la para el público. En su baile está el ayer y el hoy de la danza y el flamenco patrio. En nuestros ojos la suerte de haberla podido disfrutar una vez (dos) más.

Y no nos dejó impasible en ninguna de las dos ocasiones. Ni ella, ni ellos. Ni su baile, ni el toque. Sobre todo, el toque. Es difícil aguantarle el exigente ritmo que marca la bailaora malagueña. Eduardo Trassiera es su fiel escudero que la entiende y comprende como pocos y junto a el vivimos con recuerdos de ‘amargura’ y sensibilidad, además de una farruca de altas dosis de baile de gran categoría. El uso, la costumbre y la cotidianeidad hace que muchas veces no prestemos atención a donde debemos, si bien no hace falta ser un avezado para notar la conexión existente entre ambos.

No obstante, es de recibo destacar la grata sorpresa que nos ha dejado en muchos de nosotros la evolución más que favorable que ha ido consolidando Yerai Cortés en este espectáculo. Especialmente en la soleá con un toque lleno de matices clásicos y que no le perdía la cara a ‘la leona de plata’ que tenía delante. Un toque que respira y deja respirar, alejándose de las velocidades y cadencias imposibles que están marcando tendencia.

Rocío Molina sabe perfectamente que no se puede brillar sola y cumple sobradamente con el objetivo de hacer que el conjunto sume mucho más que las partes que por separado. Y por ello muestra su cada de ‘danzaora’ como no hay muchas en este universo enlutecido que cada día se pone mas farruco, saborea ‘vinática’ la soleá bendita que cae del cielo para coronarla a ‘grito pelao’ en el patio de butacas y atiende a su necesidad ‘impulsiva’ - porque así se lo dicta su cuerpo- para adentrarse en el bosque de lo desconocido, arropada por dos escuderos que defienden la tierra conquistada a golpe de prima y bordón, ya bien sea por farrucas, bulerías, seguiriyas, por soleá o por el que haga falta y que en este espectáculo nos ofrece un pentagrama donde el recuerdo, el clasicismo y la tradición está mucho más presente de lo que muchos pueden llegar a pensar.

Allá por donde pisa tiene una legión de seguidores que son capaces – como nosotros- de sacar las entradas para los dos días en los que ha estado abriendo este Festival Flamenco. Ayer nadie tampoco quiso perderse a Rocío Molina. Nosotros tampoco. Y ustedes que nos leen, si pueden, no se la pierdan porque si algo tiene esta recién coronada como ‘leona de plata’ de la danza es que no te deja indiferente.