Las castañuelas, los mantones y el taconeo se funden con los movimientos lentos y giros, ofreciendo en Maquinista de Levante un juego de baile, luces, color, música y moda.
La segunda jornada de la 60 edición del Festival Internacional también homenajeó en la Plaza Joaquín Costa al minero Francisco Casanova y entregó los Pencho Cros en Gastronomía al Festival de Exaltación del Botillo de Bembibre, y en Periodismo a Miguel Meroño.
El ‘Cante en la calle’ derrochó el poderío de Alfredo Tejada que conquistó por murciana, minera y cartagenera, tocando otros palos como la malagueña, los fandangos y la bulería, consiguiendo la ovación del público que le despidió en pie al final de su concierto.
La Unión (Murcia), a 31 de julio de 2021. La fusión que llevó Antonio Najarro al Cante de las Minas en la noche de ayer fue una conexión con la propia personalidad del exdirector del Ballet Nacional de España. Bastaron los primeros pasos de sus bailarines en el escenario de Maquinista de Levante para apreciar que se trataba de un espectáculo con identidad propia en el que el baile flamenco y la danza clásica entran en la perfecta sintonía, provocada, además, por la interpretación de cada pieza musical con un quinteto en directo
El taconeo, las castañuelas y los mantones con aires flamencos, junto a la impronta de unos bailarines de gran calidad técnica, se fusionaban con los movimientos lentos, los saltos y los giros del ballet clásico, consiguiendo una simbiosis de estilos que compactaron a la perfección y consiguieron la ovación del público.
La gala de Antonio Najarro, ofrecida en colaboración con el diario La Verdad y con un guiño a las sanitarias de La Unión por su esfuerzo y su labor durante la pandemia, fue una fusión de color, música, danza y sí, también moda, porque el vestuario brilló como una obra de arte en movimiento con los diseños de Oteyza, Víctor Muro y el propio Najarro
La Compañía de Antonio Najarro subió al escenario a los bailarines Lucía Moreno, Alba Expósito, Marina Bravo, Cristina Carnero, Alejandra de Castro, Celia Ñacle, Adrián Maqueda, Alejandro Lara, Pedro Sánchez, Álvaro Madrid, José Molina y Álvaro Brito.
Estuvieron acompañados por la música en directo, inspirando las coreografías por la partitura original del compositor y guitarrista Fernando Egozcue, quien compartió escenario con los músicos Laura Pedreira en el piano, Virginia González en el violín, Miguel Rodrigáñez al contrabajo y Martín Bruhn con la percusión.
‘Origen’ mostró un conjunto de movimientos por la mayor parte de los bailarines de la compañía; ‘Luz’ una danza a dúo interpretada en perfecta sincronía; ‘Ánimas’ llenó de amarillo el escenario con sus mantones, y ‘Carne Cruda’ dejó a los músicos solos sobre el escenario para interpretar una pieza musical. Le siguieron otras tantas piezas que no hicieron más que sumar a un espectáculo que no defraudó.
Antonio Najarro ya había visitado el Cante de las Minas con el Ballet Nacional de España y ahora, a su vuelta como director y coreógrafo de su propia compañía, quiso plasmar emociones con este ‘Alento’, agradeciendo “que se haya optado por una compañía que no solo baila flamenco, sino danza estilizada y folclore”, siendo una “apuesta vanguardista”.
Homenaje a Francisco Casanova
En la Plaza Joaquín Costa la segunda jornada de la 60 edición del Festival Internacional del Cante de las Minas rindió homenaje al minero Francisco Casanova Sánchez. Comenzó a los 14 años a acarrear capazos de mineral de una galería a otra, hasta que a los 18 ya tenía la edad necesaria para trabajar en la mina y decidió meterse, porque se enteró que la empresa regalaba casas a los que allí trabajan, viendo una salida para su familia. Así, estuvo en Lo Veremos de El Garbanzal, El Huerto, la Mina Cierva, La Ocasión y San Rafael de El Gorguel. Tras 22 años trabajando en las minas, se retiró a los 40 años por un cáncer de garganta, fruto de su actividad como minero. Fue ayer, a los 77 años, cuando recibió este homenaje como reconocimiento de su tierra a su trabajo.
Tal y como recordó el presidente de la Fundación Cante de las Minas, Pedro López, personas como Francisco “son las que hicieron grandes este municipio de una manera anónima, callada, que es lo más difícil: construir algo desde el silencio”.
Los primeros premios Pencho Cros
Tras el homenaje al minero, tuvo lugar la entrega del Pencho Cros a la Gastronomía, que fue para el Festival Nacional de Exaltación del Botillo de Bembibre por el fomento y la difusión que tiene este plato típico de la comarca minera de El Bierzo, que dedicó su XLVIII edición a la minería. Pedro López Milán hizo entrega del galardón a la alcaldesa de Bembibre, Silvia Cao, quien agradeció el reconocimiento y destacó el hermanamiento que tiene con el Cante de las Minas desde que en 2019 se celebró en la localidad una de las pruebas selectivas.
“Supimos que estábamos unidos por lazos de sangre, por la mina, por el sentimiento y por vuestro cante; por el quejío, el baile, la guitarra y el flamenco; porque todos ellos van unidos al sentir del minero cuando entra en la mina y no sabe si saldrá; unidos al sentir de las familias que los esperábamos en casa y el sentir de un pueblo que le debe a la minería el pasado, el presente y el futuro”, destacó Cao, quien sintió el galardón como un “culmen” al trabajo que han realizado desde la localidad. “Como hija de minero que vivió y murió por la mina, gracias por este premio y por ser nuestros hermanos hoy y siempre”, concluyó su intervención. La alcaldesa también estuvo acompañada por Gerardo Álvaro Courel, presidente del Consejo Comarcal de El Bierzo.
Una voz guía para el Festival
Si había que reconocer en esta 60 edición a un periodista, ese era sin duda Miguel Meroño, quien ayer recibió su galardón Pencho Cros al periodismo tras haber estado 35 años siendo la voz de Radio Cartagena en la Cadena Ser y más de 10 siendo presentador oficial del Cante de las Minas.
Su primer contacto con el Festival Internacional fue en el año 97, aunque son 25 años los que lleva vinculado desde los medios y por su propia afición al evento. Para el periodista, el premio supone la “consolidación y reconocimiento de tantos años vinculado al Cante de las Minas”. “Cambié el mundo de las vías, porque iba para ferroviario, por el mundo de la radio y fue pura casualidad”, contó mientras hablaba de sus primeras radios locales y pequeñas emisoras, a las que entró pensando que sería algo efímero pero que ya suma más de tres décadas de su vida. “Lo mismo ocurrió con el Cante de las Minas”, confesó, recordando al por entonces director del Festival, Juan Jiménez, que le propuso presentar el evento y él dudó por no ser conocedor del flamenco, pero que con el apoyo de figuras como Juan Cayuela fue adentrándose poco a poco en él.
“He vivido cantidad de curiosidades y anécdotas sobre y tras el escenario con muchísimos artistas del mundo del flamenco, primeras figuras que siempre han mostrado un respeto por este humilde presentador. Siempre decía que un presentador debe ser una especie de engarce, que pase desapercibida, porque los verdaderos protagonistas son los artistas y los espectadores, ese púbico de La Unión al que tanto respeto le tengo”, declaró Meroño.
El periodista quiso dedicar el premio a sus hijos, a su mujer y en especial a su madre, “porque durante muchos años ha sido la persona que me planchaba los trajes y las camisas para que pudiera venir en condiciones a la presentación de este Festival y tuvo muchos desvelos cuando llegaba tarde”, afirmó con emoción. “Mi ADN ya está vinculado al Festival Internacional del Cante de las Minas. Siempre lo llevaré en mi corazón”, añadió.
La raíz flamenca de Alfredo Tejada a pie de calle
Cuando uno viene a La Unión durante el Festival Internacional del Cante de las Minas puede decir que se respira el flamenco por sus calles y eso es lo que pasó ayer en la plaza Joaquín Costa con la actuación de Alfredo Tejada. Con permiso del viento que acompañaba la tarde, el flamante ‘Lámpara Minera’ de 2017 inundó las calles con la energía de su voz, encogiendo el corazón y las entrañas de los allí presentes con la maestría de quien se nota que conoce el oficio.
El cantaor, acompañado del guitarrista Antonio Luna, comenzó su repertorio con un paseo magistral por los cantes de la tierra: la murciana, la minera y la cartagenera. Continuó el maestro con una malagueña, para después entonar unas cantiñas. Completó la velada con fandangos y bulerías consiguiendo llevarse una calurosa ovación del público
“Es un placer volver a un sitio que siempre te hace feliz. Un pueblo que llevo a día de hoy por bandera por donde voy pisando”, señaló el cantaor.
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