Ficha Técnica:
Espectáculo: Deja Vu - Artista: Mayte Martín - Lugar: Jardines del Museo de la Atalaya (Jerez) - Fecha: 7 de agosto de 2021
Cante: Mayte Martín - Baile: Patricia Guerrero (Artista Invitada) - Toque: Alejandro Hurtado y José Tomás - Violín: Marta Cardona - Contrabajo: Miguel Angel Cordero - Percusión: David Domínguez
Jerez, a 9 de agosto de 2021. La noche del pasado sábado los jardines de La Atalaya volvían a llenarse de flamenco para acoger en su escenario a una artista en la que la elegancia y el buen gusto a la hora de hacer las cosas es la marca de la casa. Tras cuatro años de ausencia tras su paso por el Festival de Jerez con el espectáculo ‘Al Flamenco por testigo’ que protagonizó dentro del ciclo ‘Flamencos y Poetas’ (25 de febrero de 2017) – y sólo por tercera vez en casi quince años-, Mayte Martín aterrizaba de nuevo a Jerez con la elegancia y las buenas formas que le caracterizan para presentar ‘Deja Vu’, una propuesta en la que repasa tanto su trayectoria artística como esos temas que le han marcado como tal.
Y desde ‘Los Campanilleros’ de La Niña de Puebla hasta ‘El Lenguaje de las Flores’ de Morente, durante casi dos horas de espectáculo fuimos desgajando de su mano un racimo de piezas arrancadas de las cepas flamencas más elegantes, a través de una cuidada puesta en escena donde, como siempre, nada sobraba y tampoco nada faltaba. La patente de corso ‘martiniana’ en la que no hay nada dejado a la improvisación, sino que todo está medido, estudiado, calculado y milimétricamente ubicado para que el encaje sea el debido, nos hizo disfrutar de unas maneras de decir el cante que convertían el patio de butacas (de plástico eso si) en un maravilloso templo flamenco donde el disfrute estaba más que garantizado.
Tanto en formato protagonista, como acompañando al baile que le ofrecía una magnífica Patricia Guerrero por peteneras, en su variante folklórica asícomo en la chaconiana, además de una soléa impecable por ambas dos o en la bulería ‘Intentalo encontrar’ (Querencias, 2014) - si tienen la oportunidad de ver a la bailaora granaína alguna vez háganme el favor de no perdérsela nunca-, Mayte Martín se mostró como la artista polifacética que es. Una artista con mayúsculas, que sabe arroparse y sabe exigirle el máximo de quienes se rodea, pero que también sabe dar el espacio y el sitio necesario para que todos luzcan y todo resplandezca, consiguiendo que el conjunto sume mucho más que las partes por separado. En esta ocasión, incluso hasta la sensación de ‘estar a gusto’ que irradiaba la llevó a interactuar más de lo que en ella es habitual con un público entre cuyos asientos se encontraban amigos y artistas como Vicente Soto y su esposa, José Gálvez y Merci del Chicharo, Zambullo y La Fabi o María del Mar Moreno.
De la mano de Mayte Martín pudimos recordar a través de su voz diáfana y de los matices vocales que posee y están al alcance de pocos, a incunables históricos de la discoteca jonda y flamenca como la vidalita de Valderrama, los versos lorquianos de ‘Las tres morillas’ y ‘Los cuatro muleros’ tal y como les diera forma el Poeta, la Milona del Solitario de Atahualpa Yupanki que habitualmente cierra sus repertorios, o bien otras piezas de cosecha propia - amen de las bulerías anteriores- como la versión de los versos del poema Ten Cuidao de Rafael de León que incluyó en su disco ‘Querencia’ (2000), ‘Zafiro y luna’ y ‘Navega sola’ de su ópera prima ‘Muy Fragil’ (1995) o ya en formato de bis regalándonos su inmortal ‘SOS’, también de su primer trabajo discográfico, que fueron un justo y merecido epílogo a todo cuanto se llevó a cabó sobre el escenario, junto con los tangos morentianos antes reseñados y que tan de moda se han puesto últimamente, con la salvedad de que ella los canta enteros, gracias a Dios.
Dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española que un ‘deja vu’ es una paramnesia, es decir, una alteración de la memoria por la que el sujeto cree recordar situaciones que no han ocurrido o modifica algunas circunstancias que se han producido (sic). Pues bien, el ‘Deja Vu’ de Mayte Martín no fue en absoluto nada de eso. El 'Deja Vu' de Mayte Martín del pasado sábado, dentro del ciclo ‘Noches de Bohemia’, ocurrió. Y vaya que si ocurrió. La pena es que no ocurra más veces y los que estuvimos allí lo pudiésemos vivir, sentir y disfrutar más veces. La pena fue para el que no estuvo, que no tiene ni la más mínima idea de lo que se perdió.
Por cierto, y ya que estamos, va siendo hora de a quien le corresponda exija a los responsables públicos que organizan este tipo de eventos en Jerez un profunda revisión y que se hagan mirar - muy mucho- los motivos de por qué todas las propuestas que llevan a cabo no sobrepasan la media entrada, sean las que sean, y en cambio otras que son privadas tienen agotado el papel desde hace semanas. El público de Jerez es el mismo. En un lado y en el otro. Quizás el único pero este verano a la escasez de público en La Atalaya no haya que buscarlo en un respetable que, a lo mejor, no es precisamente donde esté la base del problema y este es ya un asunto que se está convirtiendo en algo bastante serio. Como dijo Juan Moneo 'El Torta' en aquella Fiesta de la Bulería realizada en la Plaza de Toros que no llegó al millar de asistentes ''el flamenco tiene reuma y no el gusta el cemento'' a lo que últimamente podemos añadir que tampoco le gusta el plástico blanco de las sillas vacías.
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