Se marchó sin hacer ruido, sentado en el sofá de su casa, el último día del año de 2013. Ese día nos abandonaba Juan Moneo 'El Torta' y, en la víspera del primer aniversario de su muerte, hemos querido dejar a un lado al artista para conocer a la persona, al esposo, al padre, al confidente, al compañero... y, quien mejor que su esposa, Almudena Molinares, para contarnos como era en la intimidad un artista que será recordado como uno de los mas grandes que ha dado la historia del flamenco, no solo de Jerez sino de la faz de la tierra.
¿Cuándo conoces a Juan?
Pues lo conocí en el año 2005 en el Colmao de Carlos Grilo. Habíamos quedado unos amigos para celebrar un cumpleaños, y el marido de una amiga era muy amigo de él. Después de cenar nos fuimos allí a tomar algo y apareció Juan. Yo ya lo conocía porque a mí, desde pequeña, el flamenco me ha encantado y mi padre en Sanlúcar está también muy vinculado al flamenco. Total, que ahí apareció Juan y empezamos a hablar, con sus bromas, quería que lo acompañara a los Carnavales de Chipiona pero, como ya era muy tarde, eran casi las seis de la mañana, no fui y se enfado conmigo y me dijo “¡hay que ver que esta niña no sabe ni quién soy yo!” y yo le respondí que claro que sabía quién era el y me dijo “bueno, pues nada, no quiero ni tú teléfono, pero te encontraré”
Y te encontró…
Y me encontró y fue muy bonito. Al cabo de los dos meses, después de que él estuviera en Granada, con la misma chica con la que salí aquel día y su marido, de nuevo en el Colmao y acordándome yo de cuando lo conocí y demás, tenía muchas ganas de verle y no paraba de pensar por qué no lo acompañé aquel día y dándole vueltas a la cabeza. Y de repente, parece que hubo como una química, y aparece Juan por la puerta del Colmao, muy bien vestido, pero con las zapatillas de andar por casa porque le habían dicho que yo estaba allí en el Colmao.
Y Juan fue a buscarte…
Me dijo que se estaba fumando un cigarro en la puerta de su casa y que le dijeron que yo estaba allí. Apagó el cigarro y salió corriendo en zapatillas. El Colmao estaba lleno, había periodistas de fuera y de gente que se quería hacer fotos con él y yo lo único que quería era taparle los pies para que no se le vieran las zapatillas. Yo le decía “Juan ¿cómo te has venido en zapatillas?” y él me respondió “anda chiquilla, si yo lo que me estaba era muriendo de ganas de verte. ¡Anda que dejarme tirado y no venir a Chipiona!” y, a partir de ahí, todo fue muy rápido.
Estamos hablando de los meses entre abril y mayo de 2005
Nos cogimos un piso en Jerez y estuvimos viviendo juntos todo el 2006 y en febrero de 2007, después de acompañarlo a todos los sitios, le llama Javier Guerra desde Madrid para proponerle cantar en su Sala ‘El Juglar’ y grabar el disco ‘Momentos’. Lo estuvieron hablando, Javier se comprometió a ser el manager y productor del disco. Durante ese año, el me llevaba a todos los sitios donde él se sentía feliz y se sentía realizado e inspirado. Granada, Caños de Meca,… donde a él le gustaba estar.
Pero acabáis en Madrid…
Pues te cuento. Cuando se termina de grabar el disco ‘Momentos’ en julio de 2007, que se estrena en el Colegio de Médicos de Madrid en noviembre de ese mismo año, Javier Guerra le dice a Juan que nos vayamos a vivir a Madrid para que sea más cómodo hacer la promoción del disco. En un principio lo íbamos a coger en el centro de Madrid pero, como era muy conocido, Javier Guerra lo quería sacar del ‘turullo’. Como a Juan le gustaba mucho la naturaleza pues decidimos irnos a Cercedilla, donde nos buscamos un piso y coincidimos con Antonio Carmona y el batería de los Estopa en la misma urbanización, donde teníamos piscina, cancha de tenis y muchas comodidades. Además, allí también estaba el pintor Pepe Rubio que conocían a Juan y al Capullo desde hace muchos años y él y su mujer nos hicieron de Cicerones y la verdad es que fue muy buena época. Entre una cosa y otra, Juan seguía con la promoción del disco y yo acompañándole a todos los sitios y fue una etapa muy bonita. Cuando ya luego pasa cierto tiempo, me quedo yo embarazada y tenemos al niño.
Que nació en Cercedilla, bueno en Puerta de Hierro, aunque la ambulancia tardó un mundo en llegar…
¡Tardó dos horas en llegar! Cuando yo me puse de parto el 16 de diciembre a las nueve de la noche, que me empezaron a entrar las contracciones, estábamos montando el árbol de navidad y me noté rara. Yo no quería decirle nada porque como se ponía enseguida nervioso, yo se lo quería decir cuando ya me viera yo en el hospital y le dije: “Juan, yo no te quiero asustar pero creo que me estoy poniendo de parto”. Y me contestó: “¡Qué dices chiquilla! ¿Eso como va a ser?”. Yo me puse a controlar el tiempo entre las contracciones y me dijo “¿tú sabes la que está cayendo de nieve? Vamos a acostarnos que ya verás como se te pasa”. Una vez que me acosté los dolores fueron en aumento y llamamos a la ambulancia, que llegó a la media noche desde las nueve y media de la noche que la avisamos. Por la autopista no había problemas pero una vez que entras en la sierra, estaba nevado todo, y cuando nos íbamos en la ambulancia, a Juan se descompuso la barriga y, como iría en la ambulancia, que a mí los dolores de las contracciones se me olvidaron.
¿Y qué pasó?
Pues no paró de pedirle a los de la ambulancia que pararan un momento que no podía más y, cuando abrieron las puertas de la ambulancia ya en el hospital, salió corriendo y desapareció. Una vez allí, como aún no estaba para dar a luz, me dejaron ingresada porque al día siguiente seguro que pariría. Y ahí fue donde me sorprendió Juan.
Soy todo oídos…
Pues cuando nació Juanito, al mediodía del 17 de diciembre, Juan estaba con Javier Guerra, que no lo dejó solo ni un solo instante, vio aparecer a una enfermera con una carrito con el bebe y le dijo “yo creo que este niño es suyo” y él le respondió “si, si, si” y la enfermera le hizo lavarse las manos, vestirse de verde y demás y lo metieron en la habitación donde las madres dan de amamantar a los niños. La enfermera le dijo que yo iba a tardar unas horas en subir y que el calor del padre era fundamental para el bebe y que tenía que sentir ese calor. Esa experiencia para él fue muy impresionante.
Vaya fotografía...
Pues fíjate, él ahí, metiéndole al niño el dedo en la boca y mirando alrededor dándose cuenta que él era el único hombre en la sala. Él lo contaba con mucha gracia, siempre decía “¡Vaya hombre! Yo ahí metido en un cuarto con todas las mujeres con las tetas al aire y venga tetas ¡Ay omaíta de mi vida!”. Otra cosa que me llenó mucho fue que, en cuatro días que estuvimos en el hospital, no se separó de mi lado nada más que para desayunar y comer. Me compraba chocolatinas, me compraba cosas y estuvo continuamente pendiente de mí. Amigos nuestros les decía que fueran a celebrarlo y él dijo que no, que se quedaba conmigo y contemplando a Juanito.
Con lo hipocondríaco que era él…
A cada rato me decía “el niño respira, el niño ronca mucho, ¿esto será normal? ¡Llévalo al médico!” yo no sé cuanta leche de Almirón le compró a Juanito. No sabes las carreras que él se daba.
¿Y a Sanlúcar cuando llegáis?
Pues llegamos el 5 de mayo de 2009. Ya había acabado la promoción del disco y Javier Guerra habla con Juan porque tiene un problema familiar y tenía que desconectar del flamenco y su trabajo. Además, en esa época le estaba saliendo mucho trabajo en Andalucía y él me comentó un día que por qué no nos íbamos a Sanlúcar que allí estaría más cerca de mi madre. Yo le dije que por qué no nos íbamos a Jerez, pero él dijo que no. Pienso que, como él era una persona que no sabía decir que no, en Jerez se iba a ver más ‘desabrigado’ y lo podía enredar con más facilidad, que él se sentía más fuerte en Sanlúcar que en Jerez. Fue él quien decidió irnos a Sanlúcar.
Lo mismo iba buscando la misma tranquilidad que en Cercedilla…
En Sanlúcar, por decirlo de alguna manera, vivíamos en una zona muy similar a la de Madrid. Vivíamos en la zona de Bajo de Guía, con el Coto de Doñana muy cerquita y, a él, lo que le encantaba de la urbanización era la azotea. Todo el mundo que iba a casa, tenía que pasar por la azotea. Él siempre decía “ahora te voy a enseñar lo mejor de la casa, y se los llevaba para arriba”. Le escribió hasta una letra a lo que veía desde ahí arriba, que le hice escribir en una libretita, donde tiene la fecha y la firma. Le hacía escribir todas esas cosas para que no se olvidaran.
¿Cómo era Juan Moneo Lara ‘El Torta’ como persona? ¿Qué te enamora de él?
Pues me enamora su pureza y su personalidad, tanto en el cante como persona. Su buen corazón, su parte de niño…
¿Era un niño grande?
Era un niño grande. Fue un niño grande hasta el último momento. Él se enfadaba muchas veces hasta con Juanito.
¿Quién era más niño de los dos?
Sin duda él. Porque le seguía el juego. Se ponían los dos a discutir y en vez de callarse, le replicaba. Y Juanito tiene mucho de su padre en ese aspecto, en el sentido de querer pasar siempre por encima y ser “echao p’alante”. Vivían en un continuo mano a mano padre e hijo, se ponían a jugar y si Juanito se cabreaba, en vez de dejarlo tranquilo lo cabreaba más diciéndole “ha ganado tú padre” y, claro, Juanito se ponía negro con él. Se ponían a discutir como dos hombres mayores.
¿Tú te lo has tenido que pasar bien en esos momentos?
Pues sí. Me lo he pasado muy bien. Tengo muchos recuerdos bonitos. Juan tenía su manera de ser fuerte, su temperamento pero no de mala persona.
¿Era muy distinto Juan y ‘El Torta? La persona y el artista me refiero…
Yo creo que Juan en su vida personal era más cortado, muy humilde al mismo tiempo, pero cortado. Él muchas veces, lo que hablaba, lo hablaba cantando. Yo creo que él lo que hacía era expresar en su cante la rabia o la alegría. Todo lo transmitía con el cante. Juan era un hombre de pocas palabras en la manera de ser pero ‘El Torta’ lo rompía todo. 'El Torta' cantaba lo que Juan no se atrevía a decir. Conmigo no era cortado, pero llegaba alguien a casa, amigos o algo, y no era una persona de ser de muchas palabras, era más vergonzoso.
Debido a esa vergüenza que me hablas, muchos pensamos que no le hizo tener una perspectiva real de su influencia en el mundo flamenco como artista, que no se quería creer que era un ídolo para muchos aficionados…
Exactamente, no se lo quería creer y El Torta es un mito. Es un ídolo. Es muchísima gente la que viene preguntando por él. Hasta niños pequeños de cuatro o cinco años cantan sus cosas, personas del norte lo siguen buscando y me llegan y me lo dicen, que han descubierto el flamenco gracias a él. Yo estoy convencida de que él en el fondo sabía de lo que era y era consciente de quién era y sabía cómo cantaba, lo que pasa es que no se lo creía. A él lo que no le gustaba era que lo ponderaran. No le gustaba que le echaran más flores de la cuenta. Con eso se molestaba.
¿Ha pasado un año o ha pasado un siglo?
Pues no lo sé. Lo único que sé es que ya no lo tengo a mi lado y, por muchos siglos y por muchos años que pasen, el vacío que yo tengo y la sensación de que ya no lo voy a ver más, no le voy a poder dar un beso ni poder abrazarle que no… ahí pierdes la noción del tiempo. Yo la he perdido desde que él no está. Cuando quieres a una persona, tienes planes y, en milésimas de segundo, te cambia la vida, eso es muy duro.
En Flamencomanía, es la noticia más difícil de escribir que hemos publicado…
Me consta. Yo aún no me lo puedo creer. Va a pasar ahora el día 31 un año y sigo sin podérmelo creer. Siento el mismo vacío, incluso te diría hasta que mayor aún. Hasta ahora, para reconformarme yo misma y llenarme, estoy pudiendo ver algún video de él. Hasta ahora solo podía ver las fotos y mira que Juanito me pide muchas veces que le ponga alguno porque no solo quiere escucharlo. Al mismo tiempo, es el mismo sentimiento, te llena y sientes vacío en el mismo tiempo. Cualquier persona que esté en mi lugar, que esté enamorada, que sea madre o padre, le cuesta. Juan era Juan y el vacío que ha dejado es enorme. A Juanito le decía que de mayor le iba a acompañar con la guitarra y que lo iba a llevar a su lado donde tuviera que cantar. Él me decía que tenía que poner grande a Juanito.
Él tenía una obsesión cuando cantaba… decía que tenía que comprar pañales y papillas…
Siiii. Siempre, eso siempre. Pañales y papillas. Siempre decía “venga, que tengo que ganar dinerito para comprarle papillas a mi niño y ponerlo grande”. Era locura lo que tenía con su hijo. Imagínate cuando me levanto el día 31 por la mañana, con Juanito con cinco años recién cumplidos el día 17, y nos encontramos a Juan en el sofá sentado. Esa sensación no se la deseo a nadie. Unas horas antes, estuvo cenando conmigo y jugando al pádel con Juanito. Se fumó un cigarro en el patio y hasta me mandó a la cama porque me había quedado dormida en el sofá. Nos fuimos a la cama, y a eso de las dos se levantó él y se fue al sofá. Durante dos meses, estuve como una desesperada buscando alguno motivo que me explicara un detalle que se me hubiera podido escapar de aquella noche…
Juan era María Dolores y se marchó en silencio…
Efectivamente. Y además, siempre decía que era hipocondríaco. Él lo tenía todo. Con cualquiera que hablaba que tuviera algo, él también lo tenía y me hacía apuntar lo que estaban tomando.
Eso me suena a conversaciones entre compañeros en la trastienda de los Festivales…
Si, con los compañeros. Apúntalo, me decía. Antonio Pulpón en Sevilla, cuando lo de Mixto Lobo, le decía “chiquillo, no abuses tanto del ventolín, que yo lo tengo también” y él le respondió “no, pero yo tengo mas Antonio. ¡Mírate cómo estás tú y como estoy yo! ¿No me ves asfixiadito?”
De aquella noche recuerdo que cuando llegamos al Teatro Central a recoger las acreditaciones, me lo encontré en la entrada de artistas fumando con un cabreo tremendo porque no lo dejaban fumar en el camerino… su preocupación no era el estreno…
Se cabreaba como un niño porque no le dejaban fumar, o no le habían puesto la copita que él quería o no encontraba agua. Él era un niño grande…
Y muy maniático, ¿Cuántas veces se ha podido poner su traje blanco y su traje gris marengo?
¡Y mira que tenía trajes!. Muchísimos. Yo se los preparaba y se los combinaba con sus camisas, pero a él siempre le daba por lo mismo: traje blanco, con sus zapatos de charol negro y su pañuelo de lunares. Eso era su obsesión y, el día que pueda, voy a preparar una habitación en casa con sus cosas, todo bien puesto y en condiciones.
Le vas a hacer en casa un pequeño museo…
Si. Es lo que a él le hubiera gustado, lo que él quería, lo que se merece y lo que yo quiero hacerle. Ahora mismo lo único que me reconforta es eso, cuidar de nuestro hijo, hablarle de su padre, que escuche mucho cante de él, que lea y escuche muchas entrevistas y que siempre le recuerde.
¿Te han pedido objetos personales de Juan?
Pues sí, me han pedido fotos, pañuelos… a Jesús Méndez, por ejemplo, le deje uno para la Fiesta de la Bulería… sí que me lo han pedido. Si se le hace un museo, no tengo problemas en ceder algunas cosas, pero quiero que sea Juanito quien decida sobre esas cosas cuando tenga edad. Mira, en Sanlúcar le van a hacer una peña unos amigos, que está prácticamente acabada, que son ‘Tortístas’ al máximo y incluso Juan la conoció y quería que le pusieran Taberna Flamenca ‘El Torta’ y ellos tienen una bicicleta de Juan que le regalaron a él unos amigos que vinieron de vacaciones y terminaron regalándole dos bicicletas, una blanca y una roja, aunque la blanca nos la robaron del patio porque un día nos dejamos la cancela abierta.
¿Y dónde va a estar esa peña?
Pues en la Barriada de los Marineros, en la carretera que está pasando la Plaza de Toros de Sanlúcar camino de Bonanza. Ahí están ellos haciéndole la peña. Quieren hacer una inauguración con un almuerzo y demás. Ya os avisaré.
Llevamos más de media hora conversando y aún no hemos hablando de El Torta sino de Juan…
Pues es verdad, como le decía La Tati, ‘El último dinosaurio’…
¿Eso le decía?
Si. Una de las veces que nos veíamos en Madrid, siempre nos tomábamos algo con ella y, en Casa Patas, lo definió así y a él eso le encantó, que le dijera que era ‘El último dinosaurio’.
Vamos a entrar en el artista… José Quevedo ‘Bola’ está inmerso en la composición y masterización de una recopilación de cantes de El Torta que se quiere recoger en una ‘antología’…
Pues sí. Hay una Universidad que lo va a sacar. Han escogido una serie de temas, que yo no sé cuáles son, en un principio se los han dado a mi cuñado Manuel Moneo para que los viera, creo que José María Castaño también ha cedido algunos temas y, bueno, eso está en manos de ellos y, en este mes de diciembre lo tenían que tener presentado a la universidad. Y ahí están liados. Yo no me quedaré tranquila hasta que Juan no tenga un disco recopilatorio que era lo que él tenía en mente y lo que quería hacer. Quiero apartar un dinero del homenaje y dedicarlo a eso.
Ya que sacas el tema… ¿Qué se sabe del homenaje?
Pues yo espero que se le haga ya este año, si no pues tendré yo que empezar a proponerlo y a hacerlo. Se le iba a hacer ahora en enero pero, al parecer, la fecha no es la adecuada y, según me han dicho mi cuñado Manuel Moneo, en el mes de abril se le va a hacer un buen homenaje durante dos días en el Teatro Villamarta. Pero si, por las circunstancias, por lo que pasara, transcurre ya un tiempo y no se hace, ya tendré que ser yo quien me tenga poner al frente.
Con esta son cuatro veces las que se pospone…
Sí, porque primero se le iba a hacer después de Semana Santa, después se habló de que el día de su Santo en la Plaza de Toros, que nos la cedía la empresa, luego en el verano y ahora en enero. Juan se merece un homenaje ya. Él se merece que le hagan un homenaje, que le rindan ese homenaje todo el mundo (artista, público, prensa…) a la figura de ‘El Torta’.
¿Solo se le va hacer en Jerez o está previsto hacerlo fuera de aquí?
Habían hablando también de hacerlo en Málaga, a través de un amigo nuestro, que está esperando que lo hagan en Jerez para hacerlo allí y también en Madrid. Juan en Madrid ha trabajado durante mucho tiempo allí trabajando y tiene también mucho público allí. Solo lo que espero es que se le haga pronto y, si no se puede hacer por lo que sea ahora, a partir de abril, empezaré yo a moverme para hacérselo y contar con algunas personas que me ayuden como Maite Pulpón que me ha estado ayudando mucho, por ejemplo.
Pues aquí nos tienes para que lo que necesites... sin hojana ninguna
Xerezmania Producciones S.L. ha sido beneficiaria del Fondo Europeo de Desarrollo Regional cuyo Objetivo es mejorar el uso y la calidad de las tecnologías de la información y de las comunicaciones y el acceso a las mismas y gracias al que ha implementado: Desarrollo de app móvil para la mejora de competitividad y productividad de la empresa. Esta acción ha tenido lugar durante 2018. Para ello ha contado con el apoyo del programa TICCámaras de la Cámara de Comercio de Jerez