''Cuando la palabra vale más que el dinero'' por David Montes

22/09/19 Flamencomanía David Montes

Hay cosas que no se pueden comprar con dinero. Y la palabra es una de ellas. Como también lo es la honestidad, la honradez o todo lo que tenga que ver con los valores y la ética de las personas. Eso se tiene o no se tiene. Da igual la ralea flamenca a la que se pertenezca o el color de la sangre que te corra por las venas y además son la excepción que confirma la regla de quienes dicen que “por dinero baila el perro”.

Y si no que se lo digan a quien hace unos días le dijeron en su cara que la palabra que había dado vale más que el dinero que le iba a pagar dentro de unos meses por la actuación concertada y que, si eso era un problema, no tenía inconveniente en dejar libre la fecha, comprobando in situ que hay cosas para las que el dinero no sirve - y la prepotencia mucho menos-.

Hubiera dado lo que no tengo por ver la cara que puso. Lo reconozco. Y sobre todo porque este tipo de agentes ‘de la industria’ creen que, por la posición que ocupan, deben rendirle pleitesía hasta los adoquines que pisan para llegar a su despacho y no saben cuanto me alegro que alguien que se ha labrado a pulso el lugar que ostenta, haya sido precisamente quien haya puesto en su sitio a quien cree tener en su mano la llave del cofre del tesoro de lo jondo, simplemente porque tienen lo que se conoce como discrecionalidad para poder tirar con ‘pólvora del rey’ sin tener que rendirle cuentas a nadie, de momento.

¿Por qué les digo todo esto hoy? Pues porque resulta que hace escasas fechas, y pretendiendo hacer uso de ese juego soterrado o de cloacas que tan poco beneficia al mundo de la cultura – y del flamenco-, ha tenido lugar una más que interesante puesta en su sitio a quien aún se cree con la potestad de decirle a un artista qué puede o no puede hacer y donde puede y donde no puede actuar.

No estaría más recordarle a este tipo de agente que, les guste o no, afortunadamente hay artistas dentro del mundo de lo jondo que no necesitan padrinos porque tienen y llevan carreras exitosas rodeados de un equipo de personas que son capaces de poner en su sitio a quien haga falta, independientemente de lo que pudieran dejar de ganar, como ha sido el caso.

No estaría de más recordarles a este tipo de agentes que, les guste o no, ellos si que son absolutamente prescindibles para la industria cultural del flamenco, pero los artistas que la componen no, y este tipo de aptitudes y actitudes lo único que hacen es evidenciar la prepotencia con la que son capaces de actuar simplemente por el hecho de creerse por encima del bien y del mal, de los bueno y de lo malo.

Y no estaría de más recordarles a este tipo de agentes que, les guste o no, quizás están demasiado acostumbrados a contratar a golpe de YouTube y no son ellos precisamente quienes sostienen el mundo de lo jondo o menos jondo, durante todo el año, sin tener en cuenta que, para ellos, los artistas, el suyo, no es más que un bolo más dentro de los que realizan al año y las facturas hay que pagarlas todos los meses y, además, no tienen por qué aguantar este tipo de chantajes emocionales.

Por cierto, esto que ha ocurrido hace unos días podría tener continuidad con otros protagonistas dentro de poco tiempo. Ya veremos que pasa porque lo mismo, hasta podríamos hablarles a ustedes con detalle los motivos que han llevado a tener este tipo de aptitudes tan lamentables como reprochables.

 

 

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