Cante de Medio Tapón

Los vinos VORS (very old rare sherry), con los que se comparaba el espectáculo que Jerez tenía preparado en el Teatro Maestranza, deben ser saboreados en tragos pequeños y a temperatura de bodega y ayer, desgraciadamente, ni el principal espacio escénico de la capital hispalense había sido aclimatado con el viento de poniente, ni las soleras contenían cante VORS sino más bien de medio tapón. Jerez, la tierra del cante cortito y a compás, la que cuida y mima a la Bulería pa Escuchá y le da cobijo a la Soleá y la Siguiriya después de darle rango de alta alcurnia a la Bulería, se sumergió en la noche de ayer en un maremágnum donde lo único que consiguió fue que nos moviéramos del asiento, buscando una postura más cómoda, para soportar las más de tres horas de duración propuestas sobre el escenario.

Y fueron eternas porque se nos fueron los minutos buscando conexión entre cante y toque, bajo un formato  que no fue coral, cayendo en el pecado de convertirse en un pseudorecital de festival de verano donde cada uno fue a lo suyo, con el trasfondo de un pseudohomenaje a Moraíto, El Torta y Fernandito Terremoto, cuyo único tributo fue la foto fija final. Con un elenco donde parte de los grandes metales jondos que tiene Jerez estaban presentes, el remake del disco producido por la Fundación BBK en el año 2012, propuso sobre el escenario una reunión al estilo Canta Jerez en la que no terminaban de pasar las cosas.

Por separado o por parejas, caíamos una y otra vez en el sota, caballo y rey del fandango, la soleá, la siguiriya y la bulería. Se pensó de forma individual en vez en el conjunto, dejando evidentes lagunas a nivel de producción y trabajo previo, que parecía haberse limitado a llamar por teléfono a los artistas y convocarlos el día de la gala. De este modo, poca ayuda tenía el respetable a entrar en el ambiente que se pretendía generar en el patio de butacas para hacer que salieran los duendes escondidos en la tramoya.

En una cita en la que ni Tía Juana ni Fernando de la Morena tuvieron su día, menos mal que La Macanita tiró de estatus de primera dama del escalafón y fue, junto con Manuel Parrilla y Domingo Rubichi, de lo poco salvable de la cita. Un placer para los oídos escuchar a la de Santiago que tiró de repertorio y se ganó la ovación de la noche. Los destellos fugaces de Capullo y Luis El Zambo, con sus cantes marca de la casa, y la impronta que dejan siempre la presencia de Manuel Moneo y Manuel ‘Agujetas’ sobre el escenario, a los que los galones que se han ganado a lo largo de la historia, les permiten tener el estatus de embajadores flamencos y a los que le echamos en falta un mano a mano que provocara el éxtasis entre el respetable, provocaron que se llegara a escuchar en el patio de butacas a la salida “venir a ver este espectáculo es como ver un partido de baloncesto, ves los últimos tres minutos y has visto el partido entero”.

Y con ese sinsabor, y sin llegar a entender el guión ni algunos maridajes, nos marchamos encontrando solo consuelo en el fin de fiesta, donde casi todos fueron pasando por la piedra y sí que pudimos decir ¡Viva Jerez, Caramba!

Video: Canal YouTuBe Girelleando