Entre 'daviles' anda el ¡Fandango!

El Teatro Central acoge una magnífica propuesta en la que David Lagos y David Coria llevan al mundo de la danza el 'Hodierno' del cantaor jerezano.

Bienal de Flamenco de Sevilla, a 23 de septiembre de 2020. Entre daviles anda el fandango. El Lagos y el Coria. El cantaor y el bailaor. El hodierno y el gentleman de lo jondo. Genio y figura. Artistas ambos dos. Creativos y, sobre todo, inquietos. Fandango es hodierno llevado al tablero. Hodierno es la base. Fandango es la historia. Del ayer y del hoy. Del clasicismo y lo contemporáneo. De lo tardoantiguo a la vanguardia.

Letras de hoy con sonidos de ayer y arreglos del mañana donde hasta el ruido y el grito entran en juego como parte de la partitura y el pentagrama. Un bailaor que dibuja el pregón de la pena y un cantaor que le sigue el pulso al compás que le marcan los pies en las livianas. Coreografías corales y grupales que nos recuerdan la vertiente más tradicional. Paso a dos y solos que nos recuerdan que el flamenco es constante evolución.

Hodierno quiso ser Fandango y ya no es ni del Coria ni del Lagos. Es de quienes lo presenciamos. Hodierno es cante de ayer llevado al mañana. Fandango es baile de hoy que nos recuerda al ayer. Al alegre y al otro de infausto recuerdo. Ese que algunos quieren enterrar, pero nunca debemos olvidarlo para saber que no tenemos que volver a pisarlo, aunque se cante el himno con el brazo en alto.

La música no es un calzador sino un nexo de unión. Del cante y del baile. Coria se muestra flamenco y contemporáneo. No es un bailaor anónimo. Es David. El gentleman de las mangas cortas y que baila con y sin zapatos. Como las alegrías. Esas de la bata de cola eterna. O como los tangos. La caja es su espacio natural de expresión. Sobre el círculo rojo o sobre la arena. ¿O era arroz?. Una paella debe tener los ingredientes justos para que nada sobre y nada falte. Como Hodierno llevado a la punta y el tacón.

Malagueñas, trilleras, fandangos, más fandangos, hasta por seguiriyas fandangos y alegrías y tangos. ¡Y marianas!. Las del Garrido. Las de la cabra. Las que el Lagos canta como ya nadie es capaz. Aquella que un día fueron ovejitas y en el Central fue algarabía y júbilo. Esa que hubo que repetir porque las quiso el público. Esa que subía y bajaba de una mesa al son del troloró. Esas que nos mandó para casa felices y contentos. Vaya bienal que estamos disfrutando. Por lo menos desde el domingo que fue cuando algunos llegamos.

Si pueden no se lo pierdan. Ni el cante. Ni el baile. Ni el ¡Fandango!

Enhorabuena.